LOS CAMINOS DE LA SANGRE

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“LOS CAMINOS DE LA SANGRE”

 

Jorge Eliécer Zapata Bonilla*

 

El Académico Octavio Hernández Jiménez, desde el comienzo de su carrera como investigador, ha puesto sus afectos sobre su región, el Occidente del Departamento de Caldas, en la que está enclavado el municipio de San José, punto desde el cual redescubre la historia del vasto territorio que abarca desde la cordillera central hasta los extremos de la occidental atemperada la vista suspendida entre los riscos tenebrosos de las nevadas alturas, por la sutileza del Valle del Risaralda.

 

Aprovechando entonces el centenario del Municipio de Viterbo que se celebró el 19 de abril de 2011, publicó el libro Los Caminos de la Sangre. Se trata de un recorrido generoso por las oleadas de colonos que salieron desde muchos pueblos de Antioquia y del futuro Departamento de Caldas para asentarse en los terrenos donde el Padre Nazario Restrepo Botero fundó a Viterbo, en compañía de un grupo de personas que tenían clara la importancia de la ubicación del naciente caserío. El asentamiento tuvo muchas razones para existir: para Nazario, el acercamiento de las comunidades del occidente a Manizales como sede episcopal y para los donantes de la tierra, poner el exuberante valle a producir en los campos de la ganadería y la agricultura. Muchos motivos más se debieron haber planteado.

 

Octavio Hernández Jiménez como conocedor de la zona ha enumerado las familias viterbeñas indicando su procedencia, exaltando figuras importantes en campos como los de la educación, la economía, la política, el clero, etc., describiendo, además, los largos viajes realizados para asentarse en los municipios del occidente de Caldas hasta ubicarse en la floreciente población, generando un desarrollo importante que pone hoy a Viterbo entre las fundaciones caldenses con mayor proyección dado el civismo de sus gentes, su influencia territorial en el ingenio del Risaralda y su cercanía a ciudades importantes.

 

Los Caminos de la Sangre es un aporte más al suceso de la colonización antioqueña, evento colectivo que ayudó a transformar la economía nacional y a vincular el centro-occidente del país a un desarrollo que se iba por la zona oriental de la patria. Pues nosotros estuvimos del lado izquierdo de los ríos Magdalena y Cauca sin posibilidades de mover la economía hacia los centros de desarrollo de la parte administrativa de la república. Más tarde se dio la construcción de puentes que permitieron una integración total.

 

El Académico Octavio Hernández Jiménez es un estudioso del acontecer regional, autor de una decena de obras básicas para la identidad de la región como: Sobre el Habla Popular en Caldas, el Paladar de los Caldenses, El Español en la alborada del siglo XXI, El Camino Real de Occidente, La Explotación del Volcán, entre otros. Profesor universitario, periodista cultural y ameno conversador, además de mecenas de jóvenes pintores de nuestro Departamento. Este su último libro, Los Caminos de la Sangre, es un aporte valioso a la caldensidad y despierta la identidad de Viterbo en su primer centenario.

 

(Zapata Bonilla, Jorge Eliécer. “Los Caminos de la Sangre, una descripción del poblamiento del Valle del Risaralda”. Manizales: La Patria, Papel Salmón, 13 de noviembre de 2011, p.8).


 

LOS CAMINOS DE LA SANGRE

 

Apreciado Doctor Hernández:

Con ocasión del primer centenario de la fundación de Viterbo tuve la oportunidad de recibir el libro de su autoría "Por los Caminos de la Sangre" con una inmerecida dedicatoria, la cual agradezco profundamente al igual que su juicioso estudio sobre nuestras raíces en el bajo occidente de Caldas y Risaralda.

Actualmente me encuentro en Alemania visitando un nieto y a propósito le he traído para leerlo en la distancia y créame que lo disfruté enormemente, recordando el origen de nuestros apellidos y pensando con nostalgia en nuestros ancestros y lugares comunes. La relación entretenida y amena de los personajes de los comienzos de nuestro insipiente caserío, luego corregimiento y posteriormente municipio de Viterbo, me llenaron de gran emoción. Y muy oportuno el sentido homenaje al presbítero Nazario Restrepo nuestro padre y fundador, que con personajes de Popayán, me hicieron recordar su conferencia "Los funerales de don Quijote", que en algún momento me la hizo llegar nuestro común amigo Augusto León Restrepo. Qué bueno que se volviera a recordar en Viterbo este 29 de junio el aniversario número ochenta de su fallecimiento.   

Reciba mi cordial abrazo de felicitación y agradecimiento,

Nelson Hincapié López
Ingolstadt, 7 de junio de 2011