EL ZIKA ENCIENDE ALARMAS

 

Octavio Hernández Jiménez

 

La palabra “zika” no estaba en el radar de ningún grupo científico o de población corriente americana hasta comienzos de junio de 2015. Se trata de una peste transmitida por el zancudo Aedes aegypti que causa el dengue, el chikunguña, la fiebre amarilla, el virus del Nilo Occidental y la encefalitis japonesa. El virus procede del África y no es tan nuevo pues ya se mencionaba, en Angola, en 1947.

 

En Suramérica,  curiosamente, los primeros casos se presentaron en la isla de Pascua (Chile), en medio de un océano Pacífico, aislado y oscuro. Luego, en Brasil, en la primera mitad de 2015, se reportaron 16 casos de la enfermedad.

 

Colombia estaba a la espera pues los mosquitos transmisores viven a menos de 2.200 metros sobre el nivel del mar y lo hacen por medio de la picadura cuya incubación demora de tres a doce días. Los síntomas son parecidos a los del chikunguña y el dengue: fiebre leve, erupciones en la piel parecidas al sarampión que comienza en el rostro, con puntos blancos o rojos, molestias articulares menores a las de las otras dos enfermedades, dolores musculares, de cabeza y conjuntivitis no purulenta; no hay picazón. En los primeros meses, la mortalidad parecía no preocupar a muchos. No había, aún, vacuna para el zika por lo que los médicos recomendaban ingerir vitamina C y tomar acetaminofén.

 

El Instituto Nacional de Salud anunció que, hasta la última semana de noviembre de 2015, se habían denunciado 2.077 casos de Zika en el país, 488 ya confirmados por laboratorios y los otros se consideraban todavía como sospechosos. Los departamentos con mayor número de casos de Zika eran Bolívar, Antioquia, Norte de Santander. Cundinamarca y Cartagena tenían el mayor número de casos sospechosos. Cali tenía 4 casos confirmados y Tuluá, uno (El Tiempo, 24 de noviembre de 2015, p.5).

 

Por hacer parte del mismo esquema geográfico, climático y ambiental, Caldas también estaba entre las regiones con condiciones para que se manifestara el zika, como la ribera del Magdalena, en La Dorada y Victoria; las riberas del Cauca y el Valle del Risaralda. En noviembre de 2015, el Instituo Nacional de salud dio a conocer las estadísticas sobre el nuevo virus. Iban ya 14 casos en Caldas repartidos en los municipios de Marmato, Chinchiná, Riosucio, Manizales, Viterbo y La Dorada.

 

En cuanto a Manizales, la Secretaría de Salud emprendió la fumigación en 210 casas de las 700 que hay en la vereda Kilómetro 41 del corregimiento Colombia. En el solo Potrerillo, hacienda invadida en el año 2013, viven 300 familias, muchas de ellas desplazadas de otras regiones por el conflicto entre distintos grupos en guerra. La encargada del Puesto de Salud del Kilómetro 41 dijo que desde abril de 2015 no se han presentado casos nuevos de virus del dengue, del chikunguña ni de zika (Julián García, 27 de noviembre de 2015, p.11).

 

Sin embargo, para comienzos del año 2016, el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila), del Instituto Nacional de Salud, informó que la enfermedad del Zika se encontraba en fase epidémica y había alcanzado el número de 9.280 casos sospechosos y 736 casos confirmados de infección por ese virus, en el país. Los departamentos con mayor número de casos confirmados eran: 1 – Norte de Santander (196). 2 – Bolívar (91). 3 – Antioquia (75). 4 – Cartagena (52). 5 – San Andrés (51). 6 – Tolima ( (37). 7 – Risaralda (31). 8 – Cundinamarca (30). 9 – Putumayo (24). 10 - Sucre y Boyacá (23). Caldas (15). Santander (13).

 

De los casos confirmados con zika, 14 correspondían a mujeres en embarazo. Y, aquí apareció lo peor de tal anuncio.

 

Según estudios realizados en el Brasil, sobre el virus del Zika en mujeres en estado de embarazo, ellas se deben considerar como de alto riesgo ya que estaban aumentando los casos de microcefalia y otras anormalidades neurológicas en hijos recién nacidos. Con este anuncio, el Instituto Nacional de Salud (INS), de Colombia, alertó a los servicios de urgencia de los hospitales que los casos de zika deben ser atendidos de inmediato y, en el caso de mujeres gestantes, se debían tomar muestras de sangre para enviarlas a los laboratorios y al Sivigila haciendo énfasis de que se trataba de mujeres embarazadas y que las EPS debían garantizar el seguimiento ecográfico continuo durante la gestación.

 

Ante la alarma nacional, el viceministro de Salud trató de calmar los ánimos cuando dijo que “No siempre que el vector pica a una mujer embarazada se le transmitirá el virus del Zika y, en caso de presentar la enfermedad, no siempre el feto tendrá alteraciones neurológicas” (El Tiempo, 7 de enero de 2016, p.6).

 

Carolina Valencia, de la Clínica Reina Sofía, sugirió que las mujeres embarazadas no deberían visitar zonas endémicas, ubicadas por debajo de los 2.200 metros sobre el nivel del mar. De igual forma, deberían usar ropa que las cubriera, repelente e insistió en el manejo adecuado de las aguas, en las casas y sus alrededores. Recomendaciones hogareñas.

 

Sesenta y ocho años después de haber aparecido el zika, en el mundo (Angola, África, 1947), nadie hablaba de un producto científico para detener su avance. Si hubiera aparecido en Europa o Norteamérica, hace tiempo que hubieran inventado el tratamiento médico apropiado. Geografía de las enfermedades y la salud; de la riqueza y la miseria.

 

 

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