“GANGES: UN VIAJE POR LOS SENTIDOS DEL AGUA”

 

Manizales, 15 de junio de 2019

 

Apreciado Nelson Hincapié L.

 

Leí el texto que publicaste con el nombre de “Ganges: Un viaje por los sentidos del agua”, fechado, en Pereira, el 12 de junio de este año. Comentas que el director del documental filmado en la India ha visitado a Viterbo, y dos integrantes del selecto grupo de filmación tienen  vínculos estrechos con varias personalidades de nuestro pueblo. En 6 párrafos  espléndidos, con una coherencia y sintaxis envidiables,  sintetizas una obra de cine, un texto artístico, una página ecológica, sobre uno de los ríos más cargados de historia de toda la tierra.

 

Nelson: En forma oportuna,  divulgas una reflexión para los que vemos venirse encima una tragedia parecida, con los ríos de nuestro entorno. En estos días mostraron, en la televisión, un video de la desembocadura del Magdalena en donde, con la basura de gran parte del interior del país, se formó una isla de varios kilómetros de extensión. Pero, si mencionamos los ríos Cauca y Risaralda  ponemos los dedos sobre la llaga que más nos duele.

 

Cuando Nazario Restrepo atravesó el río Risaralda, antes de la fundación de Viterbo, soñó con hacer de él una corriente navegable y la ciudad que se levantaría a su lado sería un emporio de prosperidad regional. Así la concibieron en sus mentes quienes la fundaron y  quienes creyeron en sus palabras. Por ese río caudaloso transitarían los vapores cargados de café para la exportación y entraría maquinaria para la industria pero, pasados más de cien años, esa corriente corre el riesgo de terminar como un caño al estilo bogotano, una cloaca de los municipios que evacúan las aguas servidas al que ha sido catalogado como uno de los valles más bellos de la tierra,  y el que fuera una vía de abundantes aguas va en la ruta de concluir como una lánguida quebrada pues las laderas, a lado y lado,  están lavadas por la deforestación y el caudal del río es retenido para cultivos de cítricos y aguacates, para estanques de peces y para pomposos condominios que tanto nos enorgullecen.

 

La pregunta que te inquieta también ronda en mi cabeza: ¿Qué hacer por nuestro río tutelar para que no se convierta en otro Ganges atiborrado de inmunda carroña? 

 

 

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