LA LUZ DE LOS VITRALES, EN CALDAS


Octavio Hernández Jiménez 


(A la memoria del Pbro. Horacio Gómez Orozco)


En el occidente colombiano, los vitrales son objetos de admiración y contemplación. En los templos góticos, en cemento o en madera, como ha sucedido en Caldas, los vitrales han encajado en forma admirable. Representan más que un complemento piadoso de la decoración eclesiástica.  

 

Los vitrales de la catedral basílica de Manizales son un caso excepcional. Fuera de ellos, los templos de los Agustinos (o Sagrado Corazón), Nuestra Señora del Rosario de Chipre, La Inmaculada, Cristo Rey, Los Dolores, San Antonio, Perpetuo Socorro, Chiquinquirá, La Santa Cruz,  Nuestra Señora del Pilar, Divino Niño (Estambul), San Jorge, San Agustín (La Linda), en la misma ciudad, ostentan vitrales, casi todos, de la Casa Velasco de Cali, pero hay diferencias entre ellos, de acuerdo con quienes los han diseñado, la calidad del material y el trabajo. 

 

Los vecinos de la iglesia de Cristo Rey, con el ímpetu del sacerdote Rodrigo López, construyeron, en un lote irregular, el templo actual. A comienzos de la década de los sesenta del siglo XX instalaron los enormes vitrales obra del maestro español Mario de Ayala Moya. Los vitrales de Cristo Rey se caracterizan por su verticalidad, la pedrería en azul y la difuminación de los tonos que, más que iluminación, proporcionan solaz y descanso. 

 

Los vitrales de la iglesia de Cristo Rey, entre figurativos y simbólico, son metáforas visuales que evocan imágenes de la fe: la rosa mística que se refiere a María; la azucena insinúa la pureza del alma; la estrella ha sido guía de navegantes, el incensario, el cetro, la corona dorada  y demás elementos que conforman el rito y las letanías marianas: “Rosa mística/  Madre de la divina gracia/ Madre purísima/ madre castísima/ Torre de David/ Torre  de marfil/ Casa de oro/ Estrella de la mañana/ Puerta del cielo/ Consuelo de los afligidos/ Auxilio de los cristianos..”. Las anteriores letanías y otras más han inspirado, desde la Edad Media, a santos, poetas, pintores, escultores, músicos y vitralistas.  

 

El templo de Nuestra Señora de los Dolores, en el barrio Estrella de Manizales, luce ocho vitrales laterales y un tríptico central trabajados en la Casa Velasco de Cali, en el año 1967. Corresponden al estilo semiabstracto de los vitrales de Cristo Rey. Sugestiona esa luz apagada que se difumina por el acogedor templo. 

 

En la iglesia del Sagrado Corazón del barrio Palermo hay siete vitrales: cuatro evangelistas, San Pedro, San Pablo y uno que ubicaron sobre el altar central que se distribuye en dos partes: al lado izquierdo la expulsión del Paraíso y al lado derecho, dos motivos inconexos (una figura y un tema de heráldica). 

 

AGUSTINOS Y OTROS TEMPLOS   

 

Al templo de Los Agustinos lo construyeron, entre 1914 y 1923, con planos de Jorge W. Price. La torre central de este templo, “la primera gran torre de concreto reforzado construida en Manizales, la edificó el italiano ingeniero Livio S. Chiavinat, graduado en la Universidad de Milán y sus trabajos sucedieron alrededor de 1929” (Jorge Enrique Robledo, 1996). El arquitecto Hernán Giraldo Mejía opina que Los Agustinos “es uno de los templos más valiosos del Eje Cafetero por sus valores culturales patrimoniales, representados en bienes inmuebles, el mismo templo y las viviendas que lo contextualizan” (Memorial de la Arquitectura Republicana, Manizales”, 2002).   

 

Los vitrales de Los Agustinos proceden de la Casa Velasco, y se colocaron en la década de los sesenta del siglo XX. Son figurativos pues casi todos representan figuras de santos agustinianos de moda por aquellos años, en la parte superior de la nave central y pasajes del Nuevo Testamento, en nichos con arabescos góticos. Entre ellos se destacan el bautismo de Cristo que preside el bautisterio y, junto a una puerta lateral, el vitral de San Nicolás de Tolentino y San Nicolás de Tolentino. 

 

Los vitrales de los templos del Perpetuo Socorro y Chiquinquirá son decorativos pues, más que representar seres reales o imaginarios, producen un clima místico por medio de la luz que se cuela desde el exterior.  Los rayos de esa luz copan la atmósfera con sus rayos oblicuos buscando efectos oníricos, cargados de sugestión y, tal vez, de placidez. En las naves laterales del templo de Chipre, se observan los misterios del rosario. Una secuencia de pasajes cristomarianos.   

 

Varios sacerdotes de la arquidiócesis con atributos artísticos, lograron que, en la Casa Velasco, llevaran a la práctica algunos diseños realizados por ellos en la soledad del seminario o de su parroquia. Dicen que es el caso de un vitral, en el templo del Perpetuo Socorro, atribuido a Alberto Dálloz, y otros desperdigados por distintas parroquias. 

 

A mi parecer, el vitral más vistoso y armónico que dejó, en Manizales, el maestro Mario de Ayala Moya se encuentra en la capilla San Pedro Claver, anexa a la obra social que dirigen las monjas de ese nombre, en el barrio Versalles, a una cuadra de la Casa Rafael Pombo. Sobre el altar mayor queda la ventana en la que se proyecta la luz de la tarde utilizada a propósito por el autor de esa espléndida acuarela de vidrio. Es gigantesco y fue realizado por la Casa Velasco de la capital del Valle.  

 

En el centro de la vidriera, aparece San Pedro Claver, (1581-1654), un jesuita español que se dedicó a mejorar o acompañar la suerte de los negros traídos al puerto de Cartagena para ser negociados y luego explotados en minas y haciendas de la costa caribe y el interior de la Nueva Granada. Es una obra descriptiva y épica. Se destacan la armonía en el colorido, la distribución geométrica de las figuras humanas en el espacio y el lujoso cromatismo, con toques expresionistas, en una de las embarcaciones. Vale la pena admirar este vitral en las horas de la tarde, de un día soleado. Espléndido, en una recatada capilla. 

 

VILLA PILAR  

 

Durante su estadía en la parroquia de Nuestra Señora del Pilar, en el barrio Villa Pilar, el sacerdote Horacio Gómez Orozco (1939-2022),  historiador y experto en arte religioso, mandó realizar cinco  vitrales para el citado templo: La Visita del Ángel Gabriel  a María, La Aparición de la Virgen del Pilar en Zaragoza (Esp.), en un ambiente barroco; un Crucificado de la estirpe de Cenni di Pepo Cimabue (el artista florentino precursor del realismo renacentista; 1240-1302)al fondo del altar central; San José con el Niño y, en la parte baja del mismo vitral,  el culto al Cuerpo de Cristo en la custodia, y el vitral más coherente, La Coronación de María en el cielo.  

 

La comunidad de ese sector colaboró con limosnas en la realización de esas obras de luz elaboradas en la Casa Velasco de Cali. Los vitralistas fueron Carlos Bazán y Mauricio Hincapié (septiembre 16 del año 2006). El vitral de la Coronación de María en el Cielo contó con los diseños de Leandro Miguel Velasco P. y el vitralista Carlos Enrique Bazán. Los feligreses se sienten ufanos cuando, en los atardeceres sobre el océano Pacífico, contemplan esas luces que se cuelan, jubilosas, en el amplio recinto. 

 

En medio de la pandemia del coronavirus covid-19, avanzaron en la reconstrucción y decoración del templo de los Claretianos, parroquia de San Antonio María Claret, en el barrio Versalles, de Manizales. Como remate, a mediados del año 2021, ubicaron el vitral de la fachada, dividido en tres partes: en el centro, el patrono de la parroquia, flanqueado por los vitrales del Corazón de Jesús y el Corazón de María. El vitral tripartito mide 5,8 metros, y costó $14 millones 500 mil pesos (un dólar costaba $3.870 pesos colombianos). 

 

En octubre de 2013, el párroco del templo de la Santa Cruz, entre los barrios La Carola y Villahermosa, bendijo ante la comunidad católica, unos vitrales con rasgos abstractos y el vitral del bautisterio. Ese juego de luces busca causar impacto entre los feligreses. Le dan esplendor al templo y alegría en quienes lo visitan. La rotonda del centro tiene la forma de una llama ardiendo. 

 

EN CALDAS 

 

Hay vitrales valiosos en templos parroquiales de Caldas como en la basílica menor de Salamina (La dormición de la Virgen y el Bautismo de Jesús), en Marulanda (Virgen de las Mercedes), Pensilvania, Manzanares y Anserma. Los de Anserma fueron hechos en la Casa Velasco de Cali, para la capilla de Belén cuando, arriba, diagonal a la actual Biblioteca Municipal, las monjas bethlemitas dirigían el colegio del Sagrado Corazón, en la década de los cincuenta del siglo XX. Todavía, en 2015, la capilla, anexa al colegio, contaba con el precioso altar de mármol de Carrara y las vidrieras sobre la Natividad de Jesús. Al salir las monjas de Anserma, empezó a desmoronarse el edificio de bahareque del colegio y, en una abundante cosecha de café, convirtieron la exquisita capilla en bodega de ese producto. Un desastre. Era el espacio perfecto para la más bella sala de conferencias. El templo de Santa Bárbara se incendió en la noche del 14 de enero de 1983. Lo sustituyeron por un hangar que anexaron al viejo frontis de ladrillo. En el 2015, tratando de mejorar el aspecto del templo parroquial, trastearon los vitrales del Nacimiento de Cristo y la Adoración de los Reyes proyectados para la Capilla de Belén. Sus colores son radiantes y sus figuras son realistas y de gran vitalidad. Mejoraron la apariencia del templo matriz de la Abuela de Caldas. En agosto del 2022, inauguraron la cúpula posterior del templo de Santa Bárbara, forrada con láminas de cobre que dan visos igual que la cúpula de la iglesia de La Candelaria de Riosucio.  

 

Hay que hacer el elogio del magnífico trabajo de cantería, en el templo, consagrado, en enero de 2017, como basílica menor San Antonio de Padua, en Manzanares Cds. Existe en esa iglesia un conjunto respetable de vitrales que ofrecen, a la contemplación de feligreses y visitantes, en juegos de a dos vitrales, escenas del Nuevo Testamento como: La Adoración de los pastores, La Oración en el Huerto, La Flagelación de Cristo y, tal vez el más artístico, El regreso del hijo pródigo. Por su arquitectura y decoración, el templo de Manzanares es uno de los más admirados en el departamento de Caldas.  

 

 

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