ÓMICRON: COMO VERDOLAGA EN PLAYA 

 

Octavio Hernández Jiménez 

 

En enero de 2022, la variante ómicron crecía en forma incontenible, en el mundo y también en Colombia. De cada 10 personas que entraban a UCI, en el Valle del Cauca, fallecían 6. En ese departamento, entre el 24 de diciembre y 3 de enero de 2022, hubo 24 casos positivos y, entre el 4 y el 17 de enero, hubo 60 mil infectados. El 21 de enero de 2022, Cali tenía los servicios de urgencias ocupados en un 100%, en más de 10 centros hospitalarios, con tendencia a empeorar. “Cali pachanguero”  

 

Para el 15 de enero de 2022, en Antioquia, había 14 hospitales, en emergencia. Al pasar las celebraciones de nochebuena y año viejo, en ese departamento, el 92% de las UCI, estaban ocupadas por distintas enfermedades, peleas, pólvora, accidentes de tránsito y de otras categorías. En la primera quincena de enero, iban 4.000 nuevos contagios, en Antioquia. Las UCI de municipios como Bello y Sabaneta estaban a reventar. 

 

Diez niños entre 3 y 17 años fallecieron, en Colombia, en los 14 días finales de enero de 2022. El 70% de los fallecidos por el coronavirus, en los primeros 20 días de enero de 2022, no estaban vacunados. Lo doloroso era que el 30% restante sí había recibido las vacunas. A donde llegaba ómicron se volvía cepa dominante. El 30% restante contaban con una o dos dosis o carecían de la dosis de refuerzo.  

 

Caldas apareció a nivel nacional como un departamento en donde crecía, porcentualmente, con mayor aceleración, la variante ómicron. El 1 de enero de 2022, hubo 59 nuevos contagios y ningún fallecido; sin embargo, el 14 de enero, a la semana siguiente de las fiestas decembrinas y la feria, se ajustaron 1.213 contagiados, en el departamento, de los cuales 1.056 se presentaron en Manizales. En esta ciudad, de 20 contagios diarios, se pasó a más de 300 casos. El 8 de enero hubo, en Caldas, 491 contagios; el 11 hubo 414; el 12 fueron 666; el 14 subieron a 1.213; el 15 bajaron a 656; el 18 treparon a subir a 874; el 20 eran 809; el 21 bajaron a 498 y el 23 a 251. El miedo y los nervios atacaron a los manizaleños, no antes ni en la Feria, sino después de ella. Esta temporada se podía nombrar como se llama a un espacio alargado, en las plazas de toros: ¡El callejón de los sustos!   

 

Como se había anunciado, ómicron era una variante con mayor difusión que la delta y la alfa, aunque parecía que no fuera tan mortal como las anteriores. En cuanto a muertes, en Caldas, el 4 de enero de 2022, hubo 1 muerto; el 11 de enero hubo 1; el 12 hubo 1; el 13 también 1; el 14 hubo 4; el 15 hubo 5; el 17 hubo 2; el 18 subieron a 6; el 21 trepó el número de muertes a 11; el 22 fueron 8 y el 23 hubo 6. La mayoría de los muertos de la lista anterior, por covid, eran personas mayores de 60 años, sin vacunas, con esquemas incompletos de inmunización o con comorbilidades. Unas 50 muertes, en el departamento de Caldas, en menos de un mes, no era un número despreciable aunque había gente que seguía negando, en forma gratuita, la pandemia y las muertes. Negacionistas. 

 

En cuanto a disponibilidad de UCI, al comienzo de la cuarta ola de contagios del covid-19, Colombia tenía ocupados el 31%, de camas en cuidados intermedios de hospitales y el 33% de Uci, la mayoría por enfermedades distintas al covid-19. En Caldas, se pasó en un mes del 4% de ocupación por covid a un 73,06% de ocupación; 179 camas ocupadas de 251. En Manizales, 73,9% de ocupación. Disponibles, 45. Se declaró Alerta naranja que se seguía incrementando.  

 

El 28 de enero de 2022, se anunció la Alerta roja hospitalaria, en Manizales y Caldas, pues habían cerrado 30 camas UCI, en el hospital Santa Sofía, por falta de personal médico que las manejara, debido a descompensaciones en su personal, por covid-19. Así crecieron las alertas,  en la segunda quincena de enero de 2022, en Manizales: 16 de enero: 65,30% (Alerta amarilla); 17 de enero: 68,49% (Naranja); 18: 72,15% (Naranja); 19 de enero: 72,60% (Naranja); 20 de enero: 73,97%: Naranja; 21 de enero: 73,52%: (Naranja); 22 de enero: 73,06%: (Naranja); 23 de enero: 73,06%: (Naranja); 24 de enero: 72,15% (Naranja); 25 de enero: 79,00% (Naranja); 26 de enero: 75,80% (Naranja); 27 de enero: 76,26% (Naranja); 28 de enero: 87,30% (Roja); 29 de enero: 88,89% (Roja); 30 de enero: 89,95% (Roja); 31 de enero: 89,95% (Roja); 1 de febrero: 92,06% (Roja). 2 de febrero: 90,77% (Roja). 3 de febrero: 91, 28% (Roja). 5 de febrero: 93,33% (Roja). 6 de febrero: 89,74% (Roja).  La doctora María Cristina Florián, de cuidados intensivos de Santa Sofía, dijo que “esta situación es resultado de las aglomeraciones de la Feria de Manizales; no hay duda de ello”. 

 

Con un 89,95% de UCI ocupadas, al finalizar enero de 2022, los directivos de la Territorial de Caldas y de la Secretaría de Salud de Manizales se movilizaron para conseguir e instalar 41 camas UCI, en otros centros hospitalarios, para empezar febrero. De las 189 camas UCI con que contaba Manizales, el 31 de enero, solo había 15 disponibles. La alerta roja que preocupaba a las autoridades de la salud, en Caldas, no se alcanzaba desde el 20 de julio de 2021.   

 

En Colombia, la variante ómicron, en el mes de enero de 2022, creció en estas dimensiones: El 2 de enero de 2022, 11.318 contagiados. El 5 de enero, 16.259 contagios. El 9 de enero, 30.630. El 15 de enero, 35.575. El 20 de enero, 30.506. El 21 de enero, 31.039 y el 25 de enero fueron 19.542 infectados.   

 

Mientras eso sucedía a nivel epidemiológico, a 19 de enero de 2022, 30 millones de colombianos ya contaba con la dosis completa de vacunas contra el covid-19. Cinco millones de adultos mayores habían recibido la dosis de refuerzo. Se encarecía a los padres de familia que llevaran a sus hijos, entre los3 y 17 años, a recibir la primera y segunda dosis de vacunas, pero se hacía difícil pues el 8,2% de jefes de hogar no se habían hecho vacunar y expresaban su rechazo a que les aplicaran las vacunas. Para un viejo, cada día que pasara sin recibir la tercera dosis de vacunas era darle chance al virus. 

 

El 20 de enero de 2022, a pesar del tapabocas, el distanciamiento social, el lavado de manos y demás formas de autocuidado, aparecí afectado por una crisis bronquial aguda sin que me diera dolor de cabeza, ni de garganta, ni dolor de estómago o diarrea, posibles síntomas del temible ómicron. Sentía desaliento en las coyunturas, esfuerzo para respirar, sonidos de grillos en los oídos y una disfonía que impedía comunicarme, con facilidad, aunque fuera por teléfono; no entendían lo que trataba de decirles. La gripa se volvió epidemia. “En enero de 2022, las demandas por infecciones respiratorias crecieron de manera significativa, las cuales si bien se podían solucionar en estos espacios, requerían ser tratadas en las áreas de clasificación y atención básica. En un día pueden entrar entre 170 y 200 infectados al Hospital San Ignacio, de los cuales entre el 4 y el 4,5% pueden requerir hospitalización” (Unidad de Salud, 22 de enero de 2022, p.2,8).         

  

Estas situaciones esperadas e inesperadas plantearon el asunto de la salud como derecho fundamental. Ya no solo se debería vacunar a los que fueran a los centros hospitalarios sino salir a buscar a los sin vacuna. Había que reorganizar la salud. El problema de la falta de dinero se agravaba por la forma sospechosa de administrarlo. El eje de la salud no debería ser el Ministerio de Salud, ni las EPS; ni siquiera los centros hospitalarios; éramos los ciudadanos. Que todos fuéramos tenidos en cuenta.  

 

Colombia tuvo que esperar dos años, para inquietarse por el solícito personal de la salud que no aguantaba más. Estaba minado por el cansancio y la enfermedad. Muchas entidades de salud aislaron a médicos, enfermeras, terapeutas y personal de apoyo, por haberse contagiado o haber presentado síntomas iguales a los de la población que acudía a esos centros. Según Acemi, gremio de las EPS del régimen contributivo, en la trayectoria del ómicron, hasta el 18 de enero de 2022, iban 2.691 personas de la salud infectadas, en el país, de las cuales 667 se encontraban en aislamiento, 8 habían fallecido y había 2.015 recuperadas. En total, se habían presentado 73.159 contagiados en ese sector, con 394 fallecidos (El Tiempo, 22 de enero de 2022, p.2.8).  

 

En la IPS Universitaria de Medellín, en lo trascurrido del 2022, iban 230 contagios de covid-19, entre los trabajadores de la salud de los que 118 permanecían incapacitados y 112 se habían reintegrado a sus labores. Medellín tenía 29 camas de UCI desocupadas de 1224 camas con que contaba el departamento. Antioquia, con 92% de UCI ocupadas, el 26 de enero de 2022, entró en Alerta roja. Asmedas, una asociación médica de Antioquia, pidió al gobierno departamental que controlara más los aforos a espectáculos masivos y partidos de fútbol, además de que restringiera ciertos procedimientos médicos en clínicas y hospitales, ante la falta de un número mayor de UCI desocupadas. 

 

En el Hospital San Ignacio de Bogotá, con corte a 15 de enero, había 76 empleados de esa institución en aislamiento por covid. En Santander, 33 trabajadores pertenecientes al personal médico estaban infectados. “Habrá que cuidar al máximo a este personal, con dotación suficiente y condiciones dignas de trabajo que a veces se les niegan” (Ibid.). La alarmante insuficiencia de talento humano en algunos centros hospitalarios y la saturación de las urgencias en los centros hospitalarios justificaría que se decretara la Alerta Naranja. 

 

Pero, inquietaba no solo la salud física de los trabajadores sanitarios sino la salud mental. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), entre 11 países de Suramérica, Colombia era la nación con el mayor nivel de malestar psicológico, con un promedio de 19,34 puntos en una escala de 32, seguida por Argentina, Brasil, Chile y Bolivia. Aumentaban los niveles de malestar psicológico, estrés, ansiedad y otras patologías como un 2,6% del personal sanitario con ideaciones suicidas. Lo que El Tiempo llamó “la pandemia oculta” (29 de enero de 2022, p.1.2).  

 

Más que tapabocas, lo que más se recomendaba era aislamiento social para evitar el contagio y la infección de personas cercanas. El 92% de los contagiados por ómicron, en Colombia, tuvieron contagios leves que podían tratarse en casa. Buena higiene y, entre otros detalles, no utilizar los mismos utensilios de cocina y las mismas toallas. A los adultos mayores y a las personas con comorbilidades se debían vigilar más aunque, según las siguientes cifras, hubo mucho descuido con ellos:  

  

Muertos por covid-19, según grupos de edad, en la semana entre el 26 de enero y el 2 de febrero de 2022: De más de 80 años de edad: 989 muertos. De 70 a 80 años:534 muertos. De 60 a 70 años: 285 muertos.  De 40 a 60 años: 179 muertos.  De 30 a 40 años: 25 muertos. De 18 a 30: 23 muertos. De 12 a 18 años: 4 muertos. De 0 a 11 años: 6 muertos (Ministerio de Salud, 3 de febrero de 2022). De las cifras anteriores, el periódico El Tiempo sacó la siguiente conclusión que puso como titular, (3 de febrero de 2022, p.1.3): “Cada cinco minutos ha muerto un colombiano por covid-19, en la última semana”. Los anteriores datos descendentes demostrarían que la edad es un factor de riesgo preponderante para desenlaces fatales. De acuerdo con el salubrista Pedro León Cifuentes, “Los adultos mayores presentan una vulnerabilidad desde el punto de vista inmunológico, además de comorbilidades y descompensaciones que favorecen la progresión de la infección, por lo que esta población requiere mayor protección” (Ibid). Esas comorbilidades arrancan con la tensión arterial elevada, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el EPOC, el cáncer y la enfermedad renal.  

 

La transmisión del virus leve era mayor entre el día anterior a la expresión externa de los síntomas y el día cuarto luego de sentir los síntomas. Se advertía sobre un aislamiento de 7 días para cortar la transmisión. Llegó febrero y la gente se manifestaba hastiada por el coronavirus. Sin embargo, la OMS consideró prematuro suponer que el fin de la pandemia estuviera cerca.   

 

El 2 de febrero de 2022, el presidente Duque puso la primera piedra de la planta de vacunas Vaxthera, de Colombia, en Rionegro (Ant.), luego de 20 años de haber sido clausurada con el argumento rebatible de que resultaba más barato comprar las vacunas en el exterior que fabricarlas aquí. Proyectan producir 250 millones de vacunas, al año, a partir de 2023. Su nombre será Vaxthera, y es propiedad del grupo Sura y de la farmacéutica canadiense Providence. Arranca con una inversión de 54 millones de dólares y, al terminar la primera etapa, envasará vacunas de otros fabricantes, contra covid-19, dengue, chikunguña, fiebre amarilla, influenza y sika, entre otras. En una etapa posterior, producirá vacunas colombianas. En febrero de 2022, los científicos vinculados a este proyecto desarrollaban una vacuna para combatir las diferentes variantes del covid-19; este proyecto arrojaba resultados favorables, en estudios preclínicos. Según el presidente de la república, de esta forma, Colombia recobraba la soberanía sanitaria, en el área de las vacunas, y se preparaba para las pestes que llegarán en el futuro. 

 

 

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