CARRETERA CAJAMARCA-LA LÍNEA 

Desde cuando era trocha y camino, se ha identificado este trayecto como uno de los  desafíos más arriesgados para comunicar el centro  con el suroeste del país y el océano Pacífico. Es un paso que exige tanta fortaleza y decisión por parte de transeúntes, grupos de viajeros y bestias, como el paso de los Alpes, en tiempos de  cartagineses y romanos. Desde hace más de ochenta años se aspira a atravesar con un túnel la cordillera occidental de Colombia, pero ha resultado complicado. Empezaron a abrir ese trayecto subterráneo durante el gobierno de Álvaro Uribe, en 2009, y en honor de la fiesta patria que se avecinaba se llamó Túnel del Bicentenario. Se ha complicado avanzar y concluirlo por motivos geológicos e imprevistos ambientales fuera de factores políticos de baja estofa. Fuera de las arrogantes palmas de cera, declaradas árbol nacional de Colombia, abundan los airosos viaductos a la espera de poder rebajar el tiempo y los costos indispensables para acercar a los viajeros y los productos entre la capital del país y múltiples áreas de halagueñas perspectivas comerciales allende los mares. Estas son las fotos de un viajero desde su puesto en un raudo bus de turismo.

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