JARDÍN APIANO


El amplio corredor de madera forma una U. El patio está embaldosado y, allí, Vilma ensayaba con maestría su ballet que, en cada presentación, renovaba la carga de estruendosos aplausos y elogios autorizados, jamás desmesurados. ¿En Apía, quién podrá olvidar las versiones autóctonas del Bolero de Mauricio Ravel, Malagueña, El Lago de los Cisnes, a pesar de los años? Pasado el tiempo, el espacio del ritmo está copado por colores diluidos en el extenso jardín. El jardín de los recuerdos.

 

(Fotos Octavio Hernández Jiménez)

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