CARTAS A CELINA

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CARTAS A CELINA

 

“Cartas a Celina”, de Octavio Hernández Jiménez, es el primer libro recomendado por SIGIFREDO CASTRILLÓN, Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Manizales. Es uno de los textos que relee con frecuencia por su lirismo y porque desde la cotidianidad trata temas muy interesantes. Entre ellos destaca el capítulo sobre la Lectura “Toma y Lee”.

 

(“Desde mi biblioteca”, entrevistas de Papel Salmón, revista dominical de La Patria, Manizales, 17 de marzo de 1996, p.12).

 

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CARTAS A CELINA: PAISAJES ÍNTIMOS DEVELADOS

 

Por Roberto Vélez Correa

 

El libro de Octavio Hernández Jiménez fue diseñado e impreso en la Universidad de Caldas, en una preciosa edición que despierta el interés en cada rincón de sus páginas, gracias a su plástico mensaje de sobres y estampillas.

 

Se trata de dos ensayos que rompen los esquemas tradicionales del género pues ambas propuestas encarnan lo que llamamos el ensayo creativo.

 

El primero: CARTAS A CELINA, compuesto por seis epístolas dirigidas a una interlocutora ficticia (o que al menos el tono del discurso, así lo diluye), explota con un agradable ritmo poético, distintos rincones fenomenológicos que le suscitan al narrador las cosas, las ventanas, la lumbre de Bachelard, la noche y otros objetos que emergen de su cosidad.

 

Las cartas en sí son un apoyo del emisor para recrear instantes, motivos, recuerdos, nostalgias, ilusiones, imágenes, tiempos y un sin fin de elementos que resultan originales.

 

La narrataria, es decir, la destinataria del relato-epístola, se muestra en difuminado sobre la pantalla imaginada de un ser que trasforma su necesidad de comunicación en efluvios líricos y en desentrañamientos filosóficos de rara belleza. Así, el género epistolar, refundido en los pergaminos del pasado por la inmediatez de los mass media, desaparecido por los afanes del siglo XX, resucita en la prosa del profesor Hernández, adobado por la dignidad de un lenguaje que, además de la corrección y la claridad, ofrece la tersura de la emoción inspirada.

 

El aporte de este trabajo creativo es el rescate de una estrategia que pone sobre el tapete la conciencia del emisor que se desnuda, ante la intimidad que se supone, siempre resguarda el sobre que encierra toda carta.

 

“PAISAJE SONORO” es otro ensayo creativo que se enciende en dos partes íntimamente ligadas. La primera, la caracterización en Valenti de los sonidos que estimulan las retinas mentales del narrador en una provincia alejada de la metrópoli. Concretamente, en el entorno de un pueblo de origen antioqueño, animado por el casco de los caballos, el jolgorio de sus personajes típicos, la algarabía de los mercaderes, las voces angustiadas de las madres, los murmullos íntimos de los borrachos, la lluvia y tantas otras sensaciones más que penetran la imaginación.

 

La postal, en extenso, es de un cálido tono poético, como las pinceladas de los mejores pintores realistas, cuyos cuadros por efectos del ensueño y del delirio empiezan a trasladarse a los patios del surrealismo. Más que una imagen folclórica, el texto del autor alcanza las dimensiones de escenas armadas por ramalazos de luz, pero, de una luz cuyos haces se conectan a través de los tímpanos para impregnar las placas de la nostalgia.

 

Ya en su segunda mitad, las herramientas lingüísticas sirven al narrador para pisar los terrenos más propiamente dichos del ensayo. Pues, con gran capacidad de asociación y sobre todo, con el dominio que requieren los conceptos del lenguaje, aquel paisaje, aquella postal es explicada en términos de la sintaxis, de la métrica, de la semántica. Y de aquí la originalidad y el virtuosismo analítico del escritor que consigue, si se me permite el término, el efecto de una sinestesia crítica, al adherirle al sonido las propiedades y las funciones de las palabras cosidas a una oración. El préstamo es lícito a la luz de la poesía y de las razones estéticas que esgrime el escritor Octavio Hernández.

 

Si este último trabajo no hubiera sido premiado en los primeros Juegos Florales, celebrados en Manizales en 1993, con la Flor de Oro del Café, igual o mejor impresión nos habría dejado y sobre todo, el sincero deseo de que otros lectores tengan y compartan las mismas emociones intelectuales que despierta.

De “Cartas a Celina” también nos acompaña idéntica complicidad: son productos de un perfil estético tan especial que desde ya le garantizamos un respetable flujo de lectores. Así, esta obra se constituye en el logro inspirado de un talento literario reconocido en los ámbitos intra y extra universitario, de un cincel creativo afilado en las canteras de la academia.

 

Vale agregar que es un intertexto de alta calidad visual, la propuesta de ilustración de la carátula y de las páginas interiores, hecha para el libro por el docente de la Facultad de Bellas Artes, Carlos Augusto Buriticá. Resulta de una dignidad plástica tal, que despierta por el sentido de la visión, lo que la prosa rescata a través de la sinestesia del oído.

 

(El crítico y decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Caldas, Roberto Vélez Correa, publicó “Cartas a Celina: Paisajes íntimos develados”,  en Papel Salmón, revista dominical de La Patria, Manizales, 7 de mayo de 1995, p.9).

 

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EN EL DÍA DEL IDIOMA

 

Por Eduardo Gallego González

 

Según el evangelista San Juan, en el principio ya existía la palabra, la total y creadora, y redentora, pero distinta a la palabra de los hombres que, en el transcurso de los siglos, la han usado y mal usado hasta el punto de confundirla.

 

Por eso, el escritor y profesor universitario Octavio Hernández Jiménez, en su hermoso libro “Cartas a Celina”, dice que la palabra se ha deteriorado y que urge una cruzada para restaurarle su brillo.

 

Alguien ha dicho que cuando las palabras pierden su significado la gente pierde su libertad. Y sí, porque la libertad define el poder de obrar y de no obrar, de escoger, de autonomía; como decimos los abogados se quedó sin vigencia y aplicación. Digan si no los secuestrados, los que fueron y los que ahora están.

 

Pero, también es el derecho que todo hombre tiene de acorazar su vida con la honradez, y a pensar y hablar con la verdad; pero como ésta es la primera víctima de la guerra absurda que impotentes soportamos y sufrimos los colombianos, ya nos parece que hasta la mentira es natural. (…)

 

 Las antiguas aspiraciones humanistas que fueron pilar de la civilización occidental, las que enseñó nuestro padre Aristóteles, los llamados valores, están en retirada hace mucho tiempo ante el implacable avance de un materialismo ético que los convirtió en baratijas de bazar.

 

Tiene razón el profesor Hernández Jiménez. Hay que devolverle a la palabra su estricto significado para poder decir las cosas con claridad. (…)

 

Por lo demás, ¿habrá alguien que quiera cabalgar de nuevo en Rocinante?

 

(Eduardo Gallego González, abogado, “En el Día del Idioma”, Manizales: La Patria, abril 23 de 1999, p.5a).

 

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CUARTA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO

 

Bogotá, marzo 22 de 1991

Señor

Octavio Hernández J.

Universidad de Caldas

Manizales.

 

Apreciado Señor:

Ante el éxito en la realización de las tres primeras ferias del libro, se está organizando la 4ª Feria Internacional del Libro que se llevará a cabo del 1º al 14 de mayo de 1991, en Bogotá.

 

Dentro de las actividades artísticas y académicas estamos preparando un exhaustivo programa que reunirá gran cantidad de público en torno a todo tipo de temas culturales.

 

Conocedores de su calidad literaria y conscientes del aporte que Usted ha dado a la cultura, nos parece de enorme importancia su participación. Por lo tanto, le cursamos cordial invitación para que nos acompañe del 10 al 13 de mayo.

 

Su actividad será dentro de la programación, de 10 a.m a 9 p.m, el sábado 11 de mayo, en la Sala León de Greiff de Corferias.  

 

Con el fin de facilitar su asistencia, la invitación incluye los gastos de pasaje, hotel, desayunos y llamadas locales. Para la Cámara Colombiana del Libro será muy significativa su presencia en el evento y grata su estadía en Bogotá.

 

Favor hacernos llegar su hoja de vida y número de cédula para diligenciar lo correspondiente a divulgación y pasajes aéreos. Además, su ponencia por escrito para la memoria de la Cámara.

 

NOTA: Usted se alojará en el Hotel Dann Colonial, Calle 14 Nº4-21.

 

Reciba un cordial saludo,

 

Jorge Valencia Jaramillo (Firmado)

Presidente C.C.L.

 

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QUINTA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO

 

Bogotá, Mayo 30 de 1991

 

Señor

OCTAVIO HERNÁNDEZ J.

Manizales

 

Apreciado Señor:

En nombre de la Cámara Colombiana del Libro queremos agradecer su magnífica participación durante la 4ª Feria Internacional del Libro.

 

Los exitosos resultados obtenidos durante esta feria no habrían sido posibles sin su valiosa colaboración. Hemos dado un gran paso en la proyección positiva de la imagen de Colombia ante el mundo.

 

Esperamos que para la 5ª Feria Internacional del Libro podamos contar con su importante aporte.

 

De nuevo mil y mil gracias.

Reciba un cordial saludo,

 

JORGE VALENCIA JARAMILLO (Firmado)

Presidente C.C.L.