ACUARELAS DE CALDAS
En 2005, el Departamento de Caldas cumplió su primer centenario. Fue creado por Rafael Reyes, en 1905. Duró con esa conformación hasta 1965 que se separó el Departamento del Quindío y en 1967, el Departamento de Risaralda.
Como homenaje al actual Departamento de Caldas, el acuarelista Jesús Franco, nacido en la tierra cafetera de Sevilla (Valle) pero vinculado a Manizales desde hace varios quinquenios, como profesor de Artes Plásticas, pintó 27 acuarelas, en las que resaltaba el panorama que rodea la cabecera de cada municipio.
Me habló de que quería acompañar las imágenes gráficas con textos que aludieran al paisaje geográfico de
cada pueblo. Otro asunto sería un estudio sociológico o un retrato moral. Aquí van.
SUPIA:
“Hay un dejo nostálgico en la tarde,
en las nubes que se trepan en lo alto
como alargando la última mirada.
Hay un ambiente de distancia en esta tarde,
porque más allá del horizonte está la ausencia,
porque más allá de la historia está el olvido.
(BUITRAGO, Ildefonso. “Letanías de la ausencia”).
Dejamos largos caminos
empedrados por nuestras sombras,
estrechados entre riachuelos de sol.
Sopla el viento de estrellas
en esta tarde de acuarela
venido sin punto cardinal.
Se escucha con oído de caracol
la respiración del mar
acompasada por solitarios veleros.
(MACHADO, José Fernando. “Letanías de la ausencia”).
“Detrás de nosotros, una luna grande que delataba nuestro camino. Delante de nosotros, la tierra que empezaba a verdecer. Parecía que nacía un mundo... al fin un pozo de agua. Interrumpimos con nuestras manos esa serenidad eterna y bebimos apasionadamente”
(ZAPATA BONILLA, Jorge Eliécer. Huellas de perro).
ANSERMA:
Canto a la tierra madre
por cuyos poros vivo y me aliento.
Canto a los elementos
que laboran mi angustia.
Canto al barro que me hace maleable
que me informó en su sangre;
al que siempre se regresa.
Puerto de los colores,
de las líneas
y de las cosas;
de las imágenes, del sueño,
de las formas.
(LEMA ATEHORTUA, Herman. “Cinco Variaciones y un Réquiem”).
RISARALDA:
“Corazón de la tarde, con dulce amor henchido
la misma voz del mar lleva tu entraña oscura,
Por tí sufren las rosas el dolor con ternura,
te llevan las abejas su aroma malherido.
Alta escuela del huerto que cruje como un nido,
Corazón de la tarde, cómo oigo tu latido
entre todas las venas que me llevan la vida.
(Ovidio Rincón. “La Colmena”).
VITERBO:
Viterbo insigne, de un edén modelo
bajo el oro de tu sol se enciende
la verde piel que la sabana extiende
donde recrea su visión mi anhelo.
(OCAMPO MUNERA, Fernell. “A Viterbo”).
SAN JOSE DE CALDAS:
“Contempla entusiasta, en las mañanas, las montañas que insisten en aclararnos que la luz que las inunda no es verde sino azul ilusorio...
Posa la mirada en el valle lujurioso, en el cañón del río que retumba y en esa gasa blanca a la que siempre, en invierno, le coge el día durmiendo en el lecho tibio del Cauca o el Risaralda, se levanta soñolienta ante la arremetida del sol, se despereza dando tumbos contra guaduales también adormecidos y cafetos exuberantes y, monte arriba, sin saberse de dónde saca fuerzas, se aleja para ir a precipitarse, como un milagro, ya en la tarde, quien sabe en qué sembrado o terreno árido...
En noches consteladas, nuestra tierra vista desde el Alto de la Cruz, en San José, es la oscura cuenca vacía o el espejo bocarriba de un profundo océano...
San José: Un pueblo que no se recuesta en ninguna montaña porque la montaña nace a sus pies; sitio ideal para asombrarnos con la noche...
Fue allá, frente al panorama que abarca San José, en donde comprendí por qué, un día, le dio al hombre por creerse rey de la creación... Se escuchan las cuerdas del universo interpretando la majestuosa sinfonía que percibió Pitágoras...
(HERNANDEZ JIMENEZ, Octavio, “Cartas a Celina”, 1995)
BELALCÁZAR:
De tus grávidos senos la vida,
Se desprende fecunda al rumor,
De las aguas del Cauca que bañan
Tus praderas de eterno verdor
En la curva del monte avizoras
Al que llega a tus puertas sin pan,
Y le brindas el fruto del campo
Con solícito y pródigo afán.
(JOSÉ TREJOS, en su poema adoptado como Himno de Belalcázar, 1934)
ARANZAZU:
El aire, colibrí de la mañana,
se columpia en las flores
en un juego infantil y transparente,
y el artesano día va tejiendo
con sus dorados hilos,
sus blujines radiantes,
en tanto el sol levanta sus persianas
y deja ver sus rostro incandescente.
(ARIAS RAMIREZ, Javier. “Cantasueño del aire pajariego”).
CHINCHINA:
Sin pensar en las aguas torrenciales
hoy creo en la bondad del viento.
Sin pensar en la existencia de huracanes
sencillo está mi espíritu esta tarde
con una sencillez incombinable.
Está simple mi espíritu esta tarde
limpio...uniforme...sencillo...inconmutable.
(DANILO CALAMATA. “Diario de la sangre”).
SALAMINA:
Yo amo el sol humilde de mis primeros años.
El sol de mi niñez era un sol aniñado.
Un sol que descendía a beber en el pozo
y cargaba de mieles doradas los manzanos.
Era un sol fraternal con pupilas de aire.
Un sol que acariciaba el vuelo de los pájaros.
(MEJIA, Fernando. “La heredad y el exilio”).
PÁCORA:
Eres, oh Pácora, un son con aguacero
Caído en tus espacios silenciosos.
Sobre tus calles sin fin
Hay soledad de luna,
Sensación de cosas eternas:
La inalterable pesadez de lo que
Siempre ha sido.
Estás hecha de lluvia y de silencios;
De la tibieza leve de lo cotidiano,
Del discurrir de colegiales
Con una rosa encendida entre los labios.
En ti se refugió la paz herida
Y la grandeza no halló lugar en tus espacios.
(HÉCTOR FAVIO ÁNGEL ÁLVAREZ, en su “Poema de Amor y Permanencia”)
MARQUETALIA:
Mi vida se diluye
en la bruma de las montañas:
Llueve sobre Marquetalia.
Ondulan los días
el vértigo del tiempo.
Así recostado sobre el fragor del agua,
busco una nueva identidad con el mundo.
Llueve y llueve sobre mi vida.
Llueve.
Un rayo corta la mañana
y el trueno alborota
las reliquias del agua
en mi conciencia:
Llueve.
(Dr. Antonio María Flórez, médico y poeta).
RIOSUCIO:
Riosucio de mis mayores,
cuna de mis alegrías,
donde tengo mis amores,
yo te canto, patria mía.
Incrustrada entre montañas,
yo guardo entre mis anhelos,
un pedazo de tu tierra
y un retazo de tu cielo.
El paisaje se abre claro,
y allá en las ricas laderas
hacia los campos fecundos
de Gabia y Vendecabezas,
los mineros descubrieron
en profundos socavones
la rica ofrenda que brilla
en codiciados filones.
(Elena Benítez de Zapata, Himno a Riosucio).
BELALCÁZAR:
De tus grávidos senos, la vida
se desprende fecunda, al rumor
de las aguas del Cauca que baña
tus praderas de eterno verdor.
En la curva del monte avisoras
al que llega a tus puertas sin pan,
y le brindas los frutos del campo
con solícito y pródigo afán.
Eterniza, si puedes, las horas
del placer, cariñosa ciudad:
que gocemos la luz de tu cielo,
en amable y feliz libertad.
(José Trejos, poeta riosuceño, autor de la letra del himno de Belalcázar, 1934).
MANZANARES:
Sublime panorama. En tu pendiente abundan
La encina, el roble, el guamo con el naranjo en flor,
Los predios de tu alcázar magníficos redundan
En flores y azahares y en frutos y esplendor.
Collados y gigantes montañas te circundan
Llenando tus pendientes de sublime estupor,
De las aves sus cantos tus ámbitos inundan
Y te duermes soñando de tu río el rumor.
(Gonzalo Zuluaga A., 1946).
NEIRA:
Dominando prolija distancia,
tienes valles y próvidas cimas,
y el aliento cordial de tus climas
es caudal de salud y abundancia.
Si tus lares con rudo mandoble
provocase una planta altanera,
en defensa izaría tu bandera
el bastión vigilante de "El Roble".
(Pbro. Antonio José López, poeta clásico, 1987)
MANIZALES:
Esta ciudad que hoy congrega en sus calles una muchedumbre jubilosa, es la ciudad del ensalmo, que surgió de la llamada de sus potentes hijos. Estas pulidas fachadas, esbeltas torres y espaciosas galerías, este pulular de lugares en que la vida encuentra todos sus menesteres, y en donde puede apagar necesidades o satisfacer caprichos; estos consagrados sitios en que el hombre se sublima postrando la rodilla ante su Creador; estos asilos de la sabiduría que abren por igual su pródiga cisterna, lo mismo a la niñez balbuciente que a la juventud estudiosa; estos albergues de caridad, de par en par abiertos para acoger toda humana miseria; estos jardines que con su gracia florecida suavizan la aridez de la diaria faena y albergan bajo el dosel, siempre renovado, de los ramajes verdes, las glorias que la gratitud quiere salvar de la destrucción, haciéndolas perennes en el terco metal destinado a la apoteosis; en fin, todas estas ávidas prolongaciones de viviendas humanas, que a semejanza de mil tentáculos de una pródiga enredadera van dilatando sus sarmientos jugosos a lo alto del macizo andino que enguirnaldan con la opulencia de sus brazos y la caricia de sus flores: todo ese himno de vida era, hace hoy quince lustros, una dilatada noche de árboles…
(Fragmento del discurso que el poeta parnasiano Guillermo Valencia (1873-1943) pronunció en Manizales, con motivo de los 75 años de su fundación).
Quien posea textos poéticos alusivos a alguno de los 27 municipios del Departamento de Caldas, puede
enviarlos para incluirlos en esta selección.
OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
(San José de Caldas, 1944), bachiller del Colegio Santo Tomás de Aquino de Apía (1962) y luego profesor del mismo centro educativo. Profesor de la Universidad de Cundinamarca (1974-1975). Profesor Titular y Profesor Distinguido de la Universidad de Caldas, en Manizales (1976-2001). Primer decano de la Facultad de Artes y Humanidades (1996-1999) y Vicerrector Académico (E.) de la misma Universidad (1996). Premio a la Investigación Científica, Universidad de Caldas, (1997). Primer Puesto en Investigación Universitaria, Concurso Departamento de Caldas-Instituto Caldense de Cultura (2000). Primer Puesto Categoría de Ensayo Nuevos Juegos Florales, Manizales, (1993 y 1995). Miembro Fundador de la Academia Caldense de Historia, Socio Fundador del Museo de Arte de Caldas, Miembro de la Junta Directiva de la Orquesta de Cámara de Caldas. Orden del Duende Ecológico (2008).
* OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ ha publicado las siguientes obras: Geografía dialectal (1984), Funerales de Don Quijote (1987 y 2002), Camino Real de Occidente ( (1988), La Explotación del Volcán (1991), Cartas a Celina (1995), De Supersticiones y otras yerbas (1996), El Paladar de los caldenses (2000 y 2006), Nueve Noches en un amanecer (2001), Del dicho al hecho: sobre el habla cotidiana en Caldas (2001 y 2003), El Español en la alborada del siglo XXI (2002), Los caminos de la sangre (2011), Apía, tierra de la tarde (2011). Su ensayo “El Quijote en Colombia” hace parte de la Gran Enciclopedia Cervantina, de Carlos Alvar (2006).
* “El humanista Octavio Hernández Jiménez contribuye a la afirmación de la cultura popular en Caldas. Él, con ese orgullo caldense que siempre expresa en sus escritos, se ha empeñado en divulgar el folclor regional, pensando siempre en afirmar la identidad y autenticidad de la cultura caldense en el marco y relaciones con la cultura popular colombiana. El humanista caldense tiene una fuerza cultural muy significativa en el conocimiento y cultivo del folclor y en los aspectos diversos de la cultura popular que reflejan la esencia del alma colombiana. Octavio Hernández en su obra transmite la idea de que es necesario fortalecer en los caldenses la conciencia regional y nacional como pueblo de grandes valores y atributos” (Javier Ocampo López, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Academia Colombia de Historia, en el texto “Octavio Hernández Jiménez, el humanista de la caldensidad”, 2001).
Título: Orden del Duende Ecológico.
“República de Colombia/ Alcaldía Municipal San José Caldas/ Nit. 810001998-8/ II Fiestas de Mitos y Leyendas. Resolución Nro 093-08 Octubre 09 de 2008. Por medio de la cual se otorga la Orden del Duende Ecológico. El Alcalde Municipal de San José Caldas, en ejercicio de sus facultades Constitucionales y, CONSIDERANDO: Que mediante el Acuerdo Municipal número 216 de 2008, se creó la Orden Del Duende Ecológico, máxima condecoración que el Alcalde Municipal concede a sus ciudadanos más destacados. Que es deber de esta Administración exaltar las cualidades y virtudes de una Persona Ilustre del Municipio que con su actuar ha dejado en alto el nombre del Municipio. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez es reconocido como un señor íntegro en medio de sus labores misionales, amante de la tradición y cultura propias de nuestra región, las cuales da a conocer como embajador de nuestro municipio a nivel regional y nacional. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado como un insigne señor, cívico por excelencia, colaborador incansable; se ha hecho presente en el desarrollo de importantes programas que han impulsado el progreso de nuestro Municipio, difundiendo ejemplo para presentes y futuras generaciones. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado en el estudio de la influencia de los mitos y leyendas y su divulgación dentro del Municipio de San José Caldas. Que según estudios realizados por el Doctor Octavio Hernández Jiménez, dentro de la historia del municipio se creó la figura del Duende Ecológico para preservar las aguas, nombre que hoy recibe la presente Orden. En mérito de lo expuesto, RESUELVE: Artículo Primero: Otorgar la Orden Duende Ecológico al Doctor Octavio Hernández Jiménez. Artículo Segundo: Exaltar las cualidades de tan ilustre personaje, quien con su excelente desempeño ha dejado un gran legado en el arte de escribir y en la conservación del patrimonio cultural. Artículo Tercero: Hacerle entrega de una placa al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en acto público a realizarse el día 09 de octubre de 2008. Artículo Cuarto: Copa de la presente resolución será entregada en nota de estilo al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en dicho acto. Comuníquese y cúmplase. Expedida en San José Caldas, a los nueve (09) días del mes de octubre del año dos mil ocho (2008). Daniel Ancízar Henao Castaño, Alcalde Municipal”.
octaviohernandezj@espaciosvecinos.com
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