CALDENSE: YO TE BAUTIZO

 

Octavio Hernández Jiménez

 

Así como el primer apellido de estirpe castellana que llegó a territorio caldense fue el de Robledo, en agosto de 1539, el primer nombre propio fue el de Jorge. Un nombre sacado del más encumbrado santoral cristiano y europeo. San Jorge combatió al dragón que representaba al pecado y a los enemigos de la fe.

 

Los nombres castizos que llegaron, en la primera remesa, a las tierras del Occidente de Caldas fueron los de los soldados que acompañaban al Mariscal Robledo en su expedición: Juan (Álvarez, Juan de Aldana, Juan de Bocarro, Juan de Cota, Juan de Frades, Juan de Lepe, Juan Lizcano, Juan Ordoñez, Juan Ortega, Juan Ramos, Juan Alonso Rubio, Juan Ruiz, Juan de Zárate, Juan Bautista Sardela, Juan de Torres, Juan Tenorio, Juan de Torero, Juan Zúñiga), Martín (de Amoroto, Martín de Arriaga y Martín de Bocanegra, Martín de Eras), Francisco (de Avendaño, Francisco Barahona, Francisco de Cuéllar, Francisco de Frías, Francisco Hernández, Francisco Neto, Francisco Pérez, Francisco Tascón, Francisco Vallejo), Gabriel (de Barrionuevo), Pedro (Cieza de León, Pedro Sarmiento, Pedro de Barros, Pedro Castellanos, Pedro Cobo, Pedro Cuéllar, Pedro de Encina, Pedro Hernández, Pedro de Matamoros, Pedro Muñoz, Pedro Pineda, Pedro de Prado, Pedro de Torres), Marcos (de Castuera), Hernando (de Cepeda), Cristóbal (Díaz), Miguel (Díaz), Benito (Enríquez), Alonso (García, Alonso Gómez, Alonso Hoyos, Alonso Medina, Alonso Ortega, Alonso Suárez, Alonso de Valbuena), Melchor (Gómez, Melchor Suer de Navas), Bartolomé (Hernández), Diego (Hernández, Diego Maldonado, Diego de Palencia), Gonzalo (Hernández, Gonzalo Martín, Gonzalo Mejía), Lope (Márquez), Marcos (Márquez), Lázaro (Martín, Lázaro de Saavedra), Álvaro (de Mendoza), Antonio (de Meneses, Antonio Pimentel, Antonio Quintero, Antonio Redondo), Bruno (de Miranda), Rodrigo (Alonso, Rodrigo de las Peñas, Rodrigo Díaz, Rodrigo de Quiñones, Rodrigo de Soria) y Andrés (Pérez), Luis (de Portoalegre), Hernán (Rodríguez), Alejo (de San Miguel), Isidro (Tapias), Jerónimo Luis (Tejelo).

 

Desde su aparición en la historia, Caldas es región de Juanes, Franciscos, Pedros y Alonsos. Luego de la conquista y colonia, en estas tierras caldenses, se introdujeron otros nombres de origen bíblico, de los primeros tiempos del cristianismo y del santoral católico. Se bautizó con los nombres de Manuel, Benjamín, Ismael, Israel, Isaías, Daniel, Rubén, David, Salomón, Eleazar, Salvador, Joaquín, Lázaro, Simón, Santiago, Pedro, Juan, Rafael, Miguel, Tobías, Efraín, Sebastián, Andrés, Tomás, Teófilo, Ignacio, Jerónimo, Crisóstomo, Agapito, Eleuterio, Ildefonso, Melitón, Deogracias, Camilo, Tarsicio, Arnoldo, Estanislao, Francisco Javier y con los nombres de Jesús, José, Juan y Luis, fuese solos, acompañados o en las más curiosas combinaciones: Jesús María, Jesús David, José María, José de la Cruz, José Joaquín, Jesús Antonio, Juan Bautista, Juan Emilio, Juan de Dios, Luis Emilio, Luis Enrique, Luis Fernando, Luis Felipe. Al imponer nombres de origen religioso, en muchas ocasiones, se pretendía poner bajo el patrocinio de un personaje celestial la vida, la salud y la suerte del recién nacido. El fetichismo del nombre.

 

En marzo de 1914, los primeros colonos que ocuparon el sector de San José, en el Occidente del Departamento, solicitaron a la Asamblea de Caldas que se les elevara a la categoría de municipio o se les anexara como corregimiento a Belalcázar. Estos eran algunos de los nombres de quienes firmaron la petición: Demetrio, Canuto, Rafael, Antonio, Zoilo, Manuel Guillermo, Juan de Jesús, Benjamín, Jesús, Marco Aurelio, Pastor, Simón, Apolinar, Manuel Salvador, Matías, Clímaco, Marco, Isaías, Santos, Ramón, Leopoldo, Enrique, Federico, Celso, Juan de Dios, Raimundo, Sebastián, Ignacio, Ventura, Lázaro, Ricardo, Braulio, Leopoldino, Jesús María, Israel, Laureano, Andrés, Aldemar, Luis Enrique, Alberto, Víctor Nazario, Agapito, Ariel, Camilo, Miguel, Graciliano, Misael, Ángel José, Jorge, Justiniano, Segundo, Rafael, Nemesio, Benito, Baldomero, Eugenio, Justo Pastor, Rogelio, Estanislao, Marco Antonio, Marco Tulio, Manuel Tomás, Arturo y Luis Felipe. No aparecen nombres de mujeres porque (¡increíble!) ellas todavía no tenían derechos civiles que vinieron a ser reconocidos cuando el Plebiscito de 1957.  

 

En la primera mitad del siglo XX, en pleno auge del Modernismo, se despertó el apetito por imponer nombres sacados de obras literarias, generalmente europeas. Nombres de protagonistas de la historia o la literatura hicieron su aporte a la antroponimia caldense: Ulises, Arquimedes (en la zona paisa, el acento de este nombre era grave), Aníbal, Ovidio, Horacio, Virgilio, Marco Antonio, Marco Tulio, Marco Aurelio, Julio César, Octavio, Tito, Fabio, Tiberio, Orlando, Rolando, Sigifredo, Arturo, Juan Manuel, Gonzalo, Carlos, Felipe, Raimundo, Enrique, Emilio, Víctor Hugo, Gustavo, Alfredo, Ariel, Efraín.

 

No toda la motivación para escoger a un nombre para los hijos era extranjera. Detrás de un nombre hay motivaciones más o menos secretas como la admiración hacia un personaje considerado héroe por sus seguidores. Cuando se escucha que un caballero se llama Jorge Eliécer se supone que el padre era liberal y ferviente admirador del caudillo Jorge Eliécer Gaitán. Si otro se llama Guillermo León es, tal vez, en honor del político Guillermo León Valencia o de su padre el poeta Guillermo Valencia. El trabajo se facilita cuando en el homenaje se aporta, de entrada, el apellido Gaitán o Valencia.

 

Hay repulsión cultural por ciertos nombres propios como Caín, Judas, Herodes, Nerón y Hitler. El nombre del pobre Nerón quedó reservado para un perro bravo. Judith y Herodías tuvieron que ver con dos descabezados sin embargo el nombre de Judith resultó santificado, no así el de Herodías. La primera fue una heroína y de la segunda lo menos que se dice de ella era que se trataba de una solemne caprichosa.

 

Lo anterior demuestra que los padres resultaron flechados por alguno de los protagonistas de las obras literarias que consumían. Entre finales del siglo XX y comienzos del XXI, los resultados demostraban que los padres eran grandes consumidores, no de libros, pero sí de televisión. Los nombres de los artistas, cantantes o protagonistas de telenovelas se escuchan por ahí. Concluye el programa, pasa de moda el actor o actriz pero queda escuchándose su nombre en persona de una criatura que nada tuvo que ver con ese expersonaje.

 

En cuanto a mujeres, en tiempos de la Colonia y la naciente República fueron comunes los nombres de Concepción, Natividad, Asunción, Ana, Eva, Betsabé, Rebeca, Ruth, Esther, Sara, Raquel, Susana, Isabel, Ángela, Cecilia, Inés, Mónica, Marta, Carmen, Lucía, Lucila, Rosa, Pastora. Muchos de esos nombres derivaban de las novelas que estaban en boga como Fabiola, Libia, Claudia, Mónica, Ofelia, Beatriz, Genoveva, Otilia, Elvira, Amelia, Amalia, Eugenia, Matilde.

 

Legiones de mujeres recibieron el nombre de María, ya fuese el nombre escueto, sonoro, o acompañado. La clase alta bogotana sigue utilizando mucho el nombre de María. En una familia de hermosas muchachas todas son María: María Isabel, María Luisa, María Teresa y María Cristina; este rosario de nombre tiene su airecillo de poesía.

 

Hay familias en las que, extrañamente, los padres como que supieran que todos sus hijos serán de sexo femenino, por lo que, de mayor a menor, les imponen series como la de flores o países: Argentina, España, Colombia, Francia y la mayor es América.

 

Hay nombres arcaicos y menos arcaicos que se imponen indistintamente a mujeres y hombres. En una partida de matrimonio consta que José se casó con Matías pero, no se trata del matrimonio de dos hombres pues eso, en tiempos idos, hubiera sido imposible, sino que Matías es la mujer. De igual manera, Ezequiel puede ser hombre o mujer, como en estos casos: María Ezequiel es mujer y Ezequiel María es hombre. Por motivos religiosos, se bautizaron con el nombre de Guadalupe a mujeres y hombres. Un célebre guerrillero de los Llanos cargaba su fusil y ese nombre. De igual forma, José María es hombre y María José, de rancio abolengo, es una dama. Don Jesús María (Suso) y Misiá María Jesús (Susa). Abigail, Guiomar y Dorian pueden ser varones o hembras. El contexto lo aclara.

 

En ciertas casas del Departamento de Caldas y un poco más lejos, escogían una letra inicial o una sílaba final que servía de marca a todos los miembros de la familia. Unos hermanos se llaman Mario, Marina, Marino, Mardo y Medardo. Otros se llaman: Dorney, Shirley, Alibey, etc. Otra familia de siete hijos tienen nombres compuestos en los que el primero es siempre Luis: Luis Alberto, Luis Emilio, Luis Antonio, Luis Alfredo, Luis Gustavo y, para variar un poco, el menor se llama José Luis.

 

Hay nombres que llevan atados ciertos versitos como este que se repite, cantadito, cuando nos encontramos con alguien que se llama José: “José: ataje la mula que el macho se fue y si no la ataja me voy en usté”. Por allá, en 1952, en el periódico El Heraldo de Barranquilla, el entonces periodista Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982, publicó una columna bajo el título Hay que parecerse al Nombre, que arranca así: “Tenía cara de llamarse Roberto pero se llamaba José. No recuerdo dónde leí esta esquemática y ágil definición, pero ella me ha puesto a pensar en la estrecha relación que debe existir entre el nombre de una persona y su apariencia física. Un hombre alto, escuálido y evasivo debe llamarse Leovigildo y un hombre arisco, malhumorado y de barba atrasada debe llamarse Pedro”.

 

Escuchando ciertos nombres hasta se puede calcular la edad del sujeto. Cuando ganó Luz Marina Zuluaga el Reinado de Miss Universo, 1957-1958, se vino una avalancha de Luzmarinas no solo en Manizales y Caldas sino en todo el país. Si la niña salía bonita no había problema pero, si resultaba feíta, ¿qué? Un albur. Las Jacqueline se multiplicaron en honor de la esposa del presidente norteamericano John Kennedy. Abundaron los niños con el nombre de John, a veces seguido, en forma absurda, por el apellido Kennedy, como parte del nombre. John Kennedy Tangarife. Cada vez que gana una reina en Cartagena se repite la historia con el nombre de la agraciada. Se sospecha que, al escoger el nombre, le enciman la belleza. Atenete y no corrás.

 

Las cosas se complican cuando en un pueblo hay varias personas con el mismo nombre e igual apellido. En Apía rifaron una novillona y no sabían a quién entregársela pues aparecían seis Fabiola Hincapié, sin que hubieran tenido la precaución de apuntar el segundo apellido de cada una. Al terminar el siglo XX, en Samaná Cds., había tres Octavio Bedoya. ¿Cómo los distinguían? Muy sencillo: Octavio el rico, Octavio el pobre y el pobre Octavio.  

 

En febrero de 2012, la Registraduría Nacional dio a conocer los nombres de personas más utilizados, en el año 2011, para bautizar a niños y niñas. Según esto, en Colombia, el nombre más empleado para bautizar a los varones fue Santiago (4.172 niños) seguido de Samuel (2.322) y Sebastián (2.308).

 

En cuanto a nombres compuestos, para varones, los más utilizados, en 2011, fueron Juan David (4.126 niños), Juan José (3.675) y Andrés Felipe (3.663).

 

En el caso de las mujeres, la Registraduría Nacional informó que, en 2011, el nombre más utilizado, en Colombia, fue el de Mariana (9.272 niñas), seguido de Valentina (7.907) e Isabella (7.856).

 

Los nombres compuestos femeninos más utilizados fueron los de María José (4.218), María Alejandra (2.625) y María Camila (2.306).

 

Mientras que Santiago ocupó el primer lugar en Bogotá, Cali y Barranquilla, en Medellín el nombre de varón más común, a la hora de bautizar un niño, fue el de Matías.

 

En Bogotá y Barranquilla, el nombre de mujer más común a la hora del bautismo fue Isabella, en Medellín fue Luciana y en Cali, Mariana (El Tiempo, 4 de febrero de 2012, p.24).

 

Cuando se escuchaba, en voz alta, el nombre de alguien, uno sabía que llamaban a un varón o a una mujer. Entre finales del siglo XX y comienzos del XXI, se extendió la moda de colocarles a ciertos animales domésticos, especialmente perros, nombres que correspondían a seres humanos. Uno ya no sabe si cuando se escucha gritar, en la calle del barrio, Mateo, Lucas, Tino, Tomás, Jorge, Katty, se refieren a personas o a las mascotas de los que gritan.

 

Un ameno comentarista, de corte costumbrista, se tomó el trabajo de reseñar nombres extranjeros en los equipos de fútbol que tomaban parte en el Campeonato Nacional 2012, en Colombia, y encontró más de uno. “Para 2012, en el Atlético Nacional jugarían Alexis, Stefan, Sephen, Alexánder, Jherson, Jonathan, Macnelly, Dorlan, Wilder, Johan Stiwar. Millonarios tendría en su nómina a Lewis, Leonard, Jarold, Jefferson, Jhonny, Mayer, Harrison, Wilber, Yovanni. En Atlético Junior están Jáider, Bréinner, Sherman, Brayner, Sossymar, Giovanni, Vladimir, Maicol y Norbey. En el Independiente Santa Fe jugarán Emerson, Yulián, Didier, Jonathan, Osnéider, Edwin y Yexton. En el Deportivo Cali jugarán Jáiber, Danny, Helibeltón, Yerson, Bryan, Junior. En el Independiente Medellín estarían Breiner, Brayan, Leiton, Jefferson, Yohn Geiller, Jonathan, Dayron, Tommy. En el Atlético Huila militan Eider, Jhonier, Harold, Ervin, Ormedis, Walden, Jeison, Jean Carlo y Edinson. Con el Deportivo Pasto estarán: Wilson, Arbey, Eder y Arlington. Con el Tolima, Anthony, Janer, Dávinson, Breiner, Edward, Yair, Mike, Danobis, Jimmy, Wilmer, Wilson, Onel, Darwin y Robin… etc., etc. El Quindío escogió a Eder, Steven, Fainer, Hilton, Brian, Hamerly, Aldaír, Hámilton, Olmes y Jonathan. (No aparecían los del Deportivo Pereira porque en este año descendió a la B). En el Once Caldas, de Manizales, jugarán Jamell, Yedinson, Jessinger, Avimelet, Harrison, Jean, Anthony, Ayron, Jefferson y John Edward (Pablo Mejía Arango, 4 de febrero de 2012, p.4b).    

 

Rematemos el tema del fútbol. En el mes de abril de 2005, la opinión nacional conoció el veredicto de la Corte Suprema de Justicia según el cual se reconocía el derecho a un señor de Medellín, de 53 años de edad, de nombre Julián que solicitó a un notario de su ciudad el cambio legal de nombre pero no le había concedido lo pedido. Nuevo nombre de Julián: Independiente Medellín Zuluaga Betancur.

 

En ese afán de establecer una diferencia quienes resultaron más perjudicadas fueron las hijas de los que escogen nombres extraños de mujer. Los padres suponen que aquellos nombres que llevan enredada una “Y” o rematan con ella eran de mejor abolengo que los nombres castizos. Abundaron en un tiempo, las Lucelly, Luzdary, Nelly, Dinacelly, Aracelly, Yormenelly, Disnelly, luego una cascada de Leidy, y, para variar, Nelsy y Yurlady. Se acabaron las Evelias y las Mary; llegaron las Evelyn y Marilyn.

 

Mientras esto ocurre en niveles de escasa fortuna, en niveles menos deprimidos o que pretenden serlo se escuchan nombres como Lucas, Camila, Mariana, Mateo, Valentina, Santiago, Tomás, Samuel, Juan Manuel, Julián Andrés, Juan Pablo, Carolina, Alejandro, Carlos Mario, Paula, Nicolás, Francisco José, Daniel, Adriana, Juliana, Laura. Porque pasa el tiempo sin mellar estos nombres, se podrían catalogar de clásicos.  

 

¿Qué motiva a unos padres a escoger un nombre extranjero, de aires gringos, para sus hijos? ¿Será el afán de dar un aire internacional a su retoño o de que, al crecer, sea tan buen futbolista como su antecesor? Esa franja de población que gusta de nombres anglosajones y aledaños, pretende salir de su realidad, aunque sea simplemente por medio de palabras. Viajar al extranjero y vivir en él, a través de un nombre. Pueden sentirse más y sentirse distinto a los de otras clases sociales que no son capaces de semejante osadía. Casi una protesta social aunque para eso tomen como arma el idioma del capitalismo que les trata tan mal. No son pocos los casos en que, para distinguirse de quienes les rodean, recurren a nombres extraídos de las cajas de los remedios que manda el médico a alguno de la casa.


Madres Zona Rural Occidente de Caldas

¿Cómo se llamarán las niñas?