HISTORIA RECIENTE EN LAS MINAS DE MARMATO
Octavio
Hernández Jiménez
Al finalizar febrero de 2015, los pequeños mineros del país, entre los que se contaban los de Marmato (Caldas), salieron a las carreteras a protestar por el maltrato que les ha venido dando el gobierno central con una legislación que solo favorece a las grandes compañías extranjeras que han venido explotando, fuera de otros metales, el oro y la plata de Colombia.
Otra venta que el Estado no debió haber realizado fue la de las minas de oro de Marmato, a la trasnacional canadiense Colombia Goldfields. Esta empresa compró, al Estado colombiano y a muchos pequeños propietarios, sus minas, entre 2007 y 2008; los nuevos dueños destruyeron los molinos, luego se llevaron para Medellín los “equipos de cómputo, muebles y enseres, insumos y demás”, para pagar, según dijeron, las acreencias laborales y comerciales.
“En los días siguientes abandonaron sus operaciones en Marmato y terminaron por despedir a 200 trabajadores a muchos de los cuales no les cumplieron el compromiso de cancelarles, el 10 de diciembre de 2008, lo adeudado por prestaciones… La trasnacional adquirió y cerró 144 pequeñas minas de oro (de 250), donde se perdieron centenares de empleos… La minera canadiense generó, entonces, enormes daños al entrar y salir de Marmato, en momentos en que ni el Ministerio de Minas, ni el de Protección Social ni la Gobernación de Caldas intentaran impedir que sucediera lo que sucedió. Y menos hicieron para proteger el futuro de los marmateños quienes desde hace siglos tienen en la explotación del oro la principal fuente de sus ingresos” (Jorge Enrique Robledo, 16 de enero de 2009, p.4a).
Lo más triste es el engaño con que sacaron a gran número de habitantes de sus viejos albergues. “La Colombia Goldfields hizo una campaña de terror presionando a los marmateños para que les vendieran baratas sus minas, utilizando la falacia de que la montaña iba a derrumbarse sobre ellos y que la empresa “con el apoyo del gobierno” tenía el poder para destruir el caso urbano municipal y montar una enorme explotación aurífera a cielo abierto. Varios gobernadores de Caldas pusieron los dineros públicos, bien escasos por cierto, al servicio de pasar la zona urbana de Marmato hacia El Llano y en condiciones urbanísticas y habitacionales de mediocridad extrema de forma que le disminuyeran los costos del proyecto a la empresa”(Ibid.). No es una Nueva Guatavita cundinamarquesa surgida, entre escalinatas y arcos, después de la inundación del casco viejo, por cuenta de una central hidroeléctrica y, menos, un bellísimo Taxco mexicano, con su fastuoso templo de Santa Priscila, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
¡Welcome, my friends! A finales de 2009, la empresa canadiense Medoro Resources adquirió, por 17 millones de dólares, la firma Colombia Gold, de Inglaterra, por lo que accedió a la propiedad de varias concesiones de oro en Marmato. “En Marmato, Medoro espera incrementar la producción de oro. En 2009, extrajeron 25 mil onzas de oro, que mal contadas representan 25 millones de dólares. La idea es pasar de 25 mil a 100 mil onzas, es decir, de 25 millones a 100 millones de dólares, debido a que la onza está a 1.163 dólares” (El Espectador, 13 de abril de 2010, p.8). Estos datos relumbran como un espejismo: Medoro también está perfeccionando la adquisición de los activos de Frontino Gold Mines (en Segovia y Remedios –Antioquia), por 200 millones, empresa en liquidación a pesar de haber estado activa durante 155 años y haber producido más de 4,5 millones de onzas de oro. Como un Midas moderno, quiere quedarse con todo. La ambición le lleva a romper cifras. Al poco tiempo se disponía a extraer de Marmato 5 millones de onzas de oro (¡!).
Mientras tanto, la mayor parte de los 6.000 habitantes de Marmato seguirían sumidos en la miseria y más cuando la empresa canadiense anunciaba que buscaría “frenar la explotación ilegal del oro”. Ese roce generó acciones de protesta. “Un grupo de mineros bloqueó la carretera que conduce a la vereda Echandía, en protesta contra la compañía Medoro Resources, que realiza labores de exploración y explotación de los yacimientos auríferos en esa población. Los mineros alegan que la multinacional, de origen canadiense, pretende explotar con maquinaria seis minas ubicadas en la parte alta de la zona, lo que los dejaría fuera del mercado. Explicó Fernando Carvajal, líder de los mineros que, ellos pretenden procesar 150 toneladas de roca al día mientras nosotros sólo sacamos 10.” (El Tiempo, 17 de julio de 2010, p.1-12).
Los mineros suponían que esas seis minas les pertenecían porque hacía 20 años las explotaban, cuando otra compañía había suspendido la explotación. Ahora, exigían que se les reconociera su calidad de poseedores legales y legítimos de esas minas. El sábado 14 de mayo de 2011 se llevó a cabo una gigantesca manifestación desde la troncal de Occidente hasta Marmato. Llegaron delegaciones de los cabildos indígenas, dirigentes sindicales, estudiantes y políticos de todo el país. Motivo de la movilización nacional: Defensa de Marmato ya que la empresa Medoro pretendía realizar una explotación de oro a cielo abierto. Entre las arengas coreaban: “Medoro, no intente; Marmato no se vende”. Unos indígenas guambianos gritaban: ¡Marmato no está en venta! El senador J.E.Robledo explicó: “La pretensión de la Medoro es absolutamente desproporcionada, tanto como lo que otra compañía intentó hacer en el Páramo de Santurbán (Santander). ¿Cómo así que porque encontraron oro debajo de la iglesia, de la Alcaldía, de las casas, entonces hay que tumbar el pueblo y erradicar a sus habitantes?” (La Patria, 15 de mayo de 2011, p. 3a). Esta pancarta resumía el sentir general de la nación: “Marmato vivirá”.
En 2011, la explotación de la mina de oro de Marmato pasó a manos de la Gran Colombia Gold cuya gerente, Consuelo Araujo, visitó al caserío en donde prometió el oro y el moro en asuntos de vivienda, salud, estudio y demás cuestiones vitales para la comunidad. El oro sustituyó al dólar, al euro y al yen, en cuanto a patrón máximo y estable, en la economía mundial. Una onza troy de oro subió a cerca de 2.000 dólares, a mediados de 2011 o sea unos 3,5 millones de pesos. Se calculaba que el potencial de Marmato era de 6,6 millones de onzas de oro y el potencial de plata era mayor: de 37 millones de onzas. En las cuatro compraventas de oro de Marmato, el oro se vendía en castellanos, que equivalían a 4,6 gramos. Cada castellano lo estaban pagando a 260 mil pesos y un minero podía completar uno al día. El trabajo estaba bueno. En Marmato había 400 minas en operación que generaban 4 mil empleos.
Y, como toda causa popular, los mineros rasos de Marmato, y en general los miles de perjudicados por la inminente explotación a cielo abierto que destruiría el poblado y el cerro de El Burro perforado de túneles y sobre el que se asienta el poblado varias veces centenario, se hicieron a su respectivo mártir. José Reinel Restrepo Idárraga que llevaba dos años y medio como cura párroco de Marmato, fue asesinado de dos tiros en el pecho, el 1 de septiembre de 2011, cuando se desplazaba en una motocicleta, entre Mistrató y Belén de Umbría. “El Consejo Regional Indígena de Caldas, Cridec, le exigió al Estado colombiano y a la opinión pública nacional e internacional que se hiciera una investigación seria y exhaustiva del asesinato del sacerdote. Una semana antes del homicidio, el sacerdote había denunciado en varias instituciones de Bogotá la situación de los marmateños ante el proyecto de explotación minera a cielo abierto que se pretendía hacer en la localidad y que implicaría el reasentamiento del pueblo en la vereda El Llano. La visita la había realizado en compañía de líderes locales” (La Patria, 10 de septiembre de 2011, p.12b).
La muerte violenta del levita azuzó al pueblo que, en medio del duelo, coreaba las siguientes peticiones:
1- Garantizar que los derechos de las comunidades y sus organizaciones, incluidos los de expresión y participación frente a la implementación de estos megaproyectos, no sean irrespetados.
2- Garantizar a la población su derecho a permanecer en el casco urbano habitado ancestralmente.
3- Garantizar que el templo de Marmato, lugar de culto de la población católica, permanezca en el lugar en que se encuentra.
4- Mayor compromiso y apoyo de la Iglesia a los párrocos locales en su labor de acompañamiento a las comunidades en defensa de sus territorios.
5- Exigencias al Estado colombiano de acciones efectivas para el pronto restablecimiento del crimen del sacerdote (Ibid.).
¿Quién sería el responsable de este homicidio? No sólo las transnacionales estaban detrás de la explotación del oro. Y el gobierno. Y el Banco de la República. También, los grupos ilegales como la guerrilla y los paramilitares. Si no solo de pan vive el hombre, no solo de cultivo de coca vivían los grupos ilegales. El Gobierno colombiano junto con el de los Estados Unidos prohibía y perseguía a los comerciantes de químicos necesarios para obtener la cocaína. ¿Por qué no combatía a los comerciantes de los químicos para la extracción del oro en forma ilegal? ¿De dónde sacaban las toneladas de mercurio, de cianuro, de diesel para cargar en innumerables carro-tanques? No era, prioritariamente, asunto de proveedores y pago de impuestos. Ante todo, debería ser asunto primordial para los gobiernos pues estaba en juego la salud de los colombianos. Pueblos enteros que bebían agua y comían pescado contaminados de mercurio y cianuro. La muerte rondaba al pueblo colombiano, a cambio de un plato de lentejas.
A comienzos de septiembre de 2011 sonó el primer campanazo que a la mayoría de manizaleños no alcanzó a sacudirlos de su modorra. Una compañía aurífera de procedencia brasileña se interesó por iniciar estudios geológicos en forma técnica, en la región de Tolda Fría, en la parte alta del municipio de Villamaría. Esa mina se venía explotando en forma artesanal y casi silenciosa desde 1968. Los primeros tanteos fueron halagueños. Tan buena noticia, ¿a cambio de qué? Destrucción de la capa vegetal, de fuentes de agua, de envenenamiento de las fuentes que surten varios municipios y sin número de veredas. El agua de varias quebradas, entre ellas La Fría, que alimentan el acueducto de Manizales, empezó a arrastrar el lodo de la exploración. La misma historia del Páramo de Santurbán que alimenta a los habitantes de Bucaramanga. Allá se enfrentaron, cuerpo a cuerpo, con demandas, acciones de tutela, concentraciones, piedras y garrote en mano, con los explotadores de tesoros. Otra vez los nativos en lucha contra los invasores. El 13 de septiembre de 2011 se realizó una manifestación, frente a Corpocaldas, en Manizales, para protestar y buscando que le retiraran la licencia de exploración a la empresa minera. Asistieron 20 personas. ¿Quién vencerá?
Mientras tanto, prendía motores el macro proyecto de explotación aurífera de La Golosa, en territorios tolimenses, junto a Cajamarca. La minera Anglo Gold Ashanti, que adelantaba ese proyecto, informó que el potencial de la mina era el doble de lo estimado. Según nuevos cálculos (El Tiempo, 20 de mayo de 2012, p.10), los dueños de la mina estimaban una producción entre 12 y 15 millones de onzas de oro que representaban ingresos por 18.000 millones de dólares, durante 20 años. (Un dólar costaba 1.770 pesos). La diferencia con las minas de Marmato estaba en que estas minas eran explotadas por los nativos, desde la época precolombina, y La Golosa se reservó, por los miles de millones de años, para que el Gobierno colombiano la entregara en bandeja de oro a la rapiña de grupos de capitalistas extranjeros del siglo XXI.
La Gran Colombia Gold, dueña de la mayor parte de las minas de Marmato, empezó a mostrar las uñas en el segundo semestre de 2012. Cerca de 1.200 mineros artesanales denunciaron que la empresa transnacional los había expulsado de su trabajo habitual. Además el gobierno se demoraba en entregarles los 84 títulos mineros que ellos dijeron poseer y con los que ellos podrían hacer frente a las demandas: Cada domingo llegan a tumbar 3 o 4 minas sin ninguna orden judicial. El último intento de desalojo ocurrió el miércoles 28 de noviembre, por la mañana pero se suspendió porque 50 mineros se pararon frente a la mina y no dejaron que la tumbaran (Mónica Arango A., 2012, p.11).
Es lamentable que ningún gobierno nacional o departamental demuestre para qué sirve y qué se puede hacer si ciertos departamentos (Caldas, Chocó, Nariño, Cauca) ocupan los primeros puestos en producción del oro, en el país. De acuerdo con los datos emanados de la Agencia Nacional de Minería, al tercer trimestre de 2014, estos eran los departamentos con mayor producción de oro (en onzas troy): 1- Antioquia (657.832 o.t.). 2- Chocó (244.075) 3- Nariño (106.447) 4- Cauca (103.726) 5- Bolívar (51.105) 6- Caldas (49.076).
Con relación al metal de la plata, las cifras eran más halagüeñas para Caldas: 1- Antioquia (200.997 o.t.) 2- Caldas (52.749) 3- Bolívar (13.431) 4- Chocó (11.532). El departamento de Antioquia en ciertos momentos ha mostrado para qué sirve la riqueza, fuera de haberse convertido en el mayor campo de batalla de grupos ilegales que se han hecho matar por esos tesoros. En los demás departamentos del listado anterior, el oro y la plata se han convertido en el objeto de un saqueo continuo ante el inaudito mutismo de autoridades, prensa y ciudadanía.
La protesta del 18 y 19 de febrero de 2015, acallada por el gobierno y los medios de comunicación que lánguidamente informaron sobre el movimiento popular de los mineros, empezó con la muerte de dos mineros particulares, en un accidente de trabajo provocado por las medidas tomadas por el gobierno y por las que protestaban sus compañeros en las carreteras principales del país. Un capítulo más en la historia de los movimientos populares regados con sangre del pueblo colombiano.
OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
(San José de Caldas, 1944), bachiller del Colegio Santo Tomás de Aquino de Apía (1962) y luego profesor del mismo centro educativo. Profesor de la Universidad de Cundinamarca (1974-1975). Profesor Titular y Profesor Distinguido de la Universidad de Caldas, en Manizales (1976-2001). Primer decano de la Facultad de Artes y Humanidades (1996-1999) y Vicerrector Académico (E.) de la misma Universidad (1996). Premio a la Investigación Científica, Universidad de Caldas, (1997). Primer Puesto en Investigación Universitaria, Concurso Departamento de Caldas-Instituto Caldense de Cultura (2000). Primer Puesto Categoría de Ensayo Nuevos Juegos Florales, Manizales, (1993 y 1995). Miembro Fundador de la Academia Caldense de Historia, Socio Fundador del Museo de Arte de Caldas, Miembro de la Junta Directiva de la Orquesta de Cámara de Caldas. Orden del Duende Ecológico (2008).
* OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ ha publicado las siguientes obras: Geografía dialectal (1984), Funerales de Don Quijote (1987 y 2002), Camino Real de Occidente ( (1988), La Explotación del Volcán (1991), Cartas a Celina (1995), De Supersticiones y otras yerbas (1996), El Paladar de los caldenses (2000 y 2006), Nueve Noches en un amanecer (2001), Del dicho al hecho: sobre el habla cotidiana en Caldas (2001 y 2003), El Español en la alborada del siglo XXI (2002), Los caminos de la sangre (2011), Apía, tierra de la tarde (2011). Su ensayo “El Quijote en Colombia” hace parte de la Gran Enciclopedia Cervantina, de Carlos Alvar (2006).
* “El humanista Octavio Hernández Jiménez contribuye a la afirmación de la cultura popular en Caldas. Él, con ese orgullo caldense que siempre expresa en sus escritos, se ha empeñado en divulgar el folclor regional, pensando siempre en afirmar la identidad y autenticidad de la cultura caldense en el marco y relaciones con la cultura popular colombiana. El humanista caldense tiene una fuerza cultural muy significativa en el conocimiento y cultivo del folclor y en los aspectos diversos de la cultura popular que reflejan la esencia del alma colombiana. Octavio Hernández en su obra transmite la idea de que es necesario fortalecer en los caldenses la conciencia regional y nacional como pueblo de grandes valores y atributos” (Javier Ocampo López, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Academia Colombia de Historia, en el texto “Octavio Hernández Jiménez, el humanista de la caldensidad”, 2001).
Título: Orden del Duende Ecológico.
“República de Colombia/ Alcaldía Municipal San José Caldas/ Nit. 810001998-8/ II Fiestas de Mitos y Leyendas. Resolución Nro 093-08 Octubre 09 de 2008. Por medio de la cual se otorga la Orden del Duende Ecológico. El Alcalde Municipal de San José Caldas, en ejercicio de sus facultades Constitucionales y, CONSIDERANDO: Que mediante el Acuerdo Municipal número 216 de 2008, se creó la Orden Del Duende Ecológico, máxima condecoración que el Alcalde Municipal concede a sus ciudadanos más destacados. Que es deber de esta Administración exaltar las cualidades y virtudes de una Persona Ilustre del Municipio que con su actuar ha dejado en alto el nombre del Municipio. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez es reconocido como un señor íntegro en medio de sus labores misionales, amante de la tradición y cultura propias de nuestra región, las cuales da a conocer como embajador de nuestro municipio a nivel regional y nacional. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado como un insigne señor, cívico por excelencia, colaborador incansable; se ha hecho presente en el desarrollo de importantes programas que han impulsado el progreso de nuestro Municipio, difundiendo ejemplo para presentes y futuras generaciones. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado en el estudio de la influencia de los mitos y leyendas y su divulgación dentro del Municipio de San José Caldas. Que según estudios realizados por el Doctor Octavio Hernández Jiménez, dentro de la historia del municipio se creó la figura del Duende Ecológico para preservar las aguas, nombre que hoy recibe la presente Orden. En mérito de lo expuesto, RESUELVE: Artículo Primero: Otorgar la Orden Duende Ecológico al Doctor Octavio Hernández Jiménez. Artículo Segundo: Exaltar las cualidades de tan ilustre personaje, quien con su excelente desempeño ha dejado un gran legado en el arte de escribir y en la conservación del patrimonio cultural. Artículo Tercero: Hacerle entrega de una placa al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en acto público a realizarse el día 09 de octubre de 2008. Artículo Cuarto: Copa de la presente resolución será entregada en nota de estilo al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en dicho acto. Comuníquese y cúmplase. Expedida en San José Caldas, a los nueve (09) días del mes de octubre del año dos mil ocho (2008). Daniel Ancízar Henao Castaño, Alcalde Municipal”.
octaviohernandezj@espaciosvecinos.com
Compartir
Sitios de Interés