MADREMONTE O MADRE DEL MONTE
Octavio Hernández Jiménez
Madre del monte. En Pensilvania resumen la esencia de este mito mayor del Gran Caldas diciendo que se trata de una mujer cubierta de musgo que hace el daño a los que penetran en los montes a destruir la vegetación o los animales.
En Manizales pintaron una Madremonte parecida a esa: Era una mujer que vivía sola entregada a la protección de los animales silvestres. Unos cazadores le cortaron la pata a un animalito que llegó quejándose donde ella. La Madremonte se enfureció, fue y despedazó a los culpables que iban cargados con los animales que habían cazado.
En la capital de Caldas, cargan al personaje con más arandelas: Una mujer muy bella atraía a los hombres con sus encantos. Vivía cerca de ríos y quebradas. Se mantenía peinando su largo cabello. Los hombres se embobaban mirándola. Ellos la invitaban y se la llevaban por un cañón muy profundo y sin salida. Cuando estaban solos, la mujer se desnudaba y quedaba convertida en un monstruo horrible. Sacaba fuerzas superiores a las de los varones y los despedazaba. Luego, regresaba a sonsacar a otros que pretendían seducirla.
La característica anterior se repite, en el occidente de Caldas. En San José, el pintor ingenuo Alcides Arenas pintó La Madremonte como una Eva radiante, en medio de un paraíso y el venado llega donde ella a denunciarle que los cazadores del bosque le cortaron una pata.
En las anteriores versiones, La Madremonte ejerce sus funciones de protectora del medio ambiente. Los vecinos dicen que, por la profunda quebrada que divide el municipio de San José y Belalcázar, abajo de La Habana, al pie de El Bosque y Morroazul, La Madremonte asusta, de día, en un espeso guadual. Por el miedo o la incertidumbre que se siente, el vecindario no se atreve a ingresar en él. Ni siquiera los peones, a cortar guadua. Paradójicamente, por este miedo, el área se ha ido convirtiendo en un refugio de especies animales en vías de extinción.
Por el oriente caldense, en Castilla y San Bartolomé, la describen como una mujer horripilante. A la orilla de los ríos aparece una mujer vieja cubierta de pelo. Una noche fría salió a bañarse al río. Mientras estaba ahí se oía que los animales huían, se sacudían las ramas y soplaba un viento huracanado. Al día siguiente, los que fueron a bañarse en ese sitio salieron con escalofrío. Después notaron que en su piel, principalmente en la cara, les brotaban unas manchas aterradoras. La Madremonte no permite que penetren en sus reductos.
En Villamaría, la Madremonte tiene sus peculiaridades. En las montañas, cuando los hombres estaban muy concentrados en el trabajo, quedaban deslumbrados al ver una mujer preciosa de cara y torso pero que aparecía con los pies hacia atrás. Un monstruo. Los varones caían en sus redes sin importarles la situación absurda de los miembros corporales.
En esa ciudad, vecina a Manizales, cuentan que, un día, unos hombres se fueron a cortar guaduas en compañía de un niño. El niño se quedó atrás y los hombres creían que venía cerca, pero no. Se devolvieron y encontraron al niño como un bobo. La Madremonte lo había drogado con la intención de raptarlo.
En Manzanares, cuentan una versión muy curiosa: Un tipo muy malo salió de noche a hacer fechorías pero La Madremonte le lanzó una piedra y lo mató. Ella se acercó, agarró la piedra y se la colocó en la frente. La piedra era grande. Para poder quitarle la piedra de encima tuvieron que entonar el rezo del santo Rosario.
Los móviles que impulsan la estructura de los mitos son diversos según la comunidad que los requiera y los fomente. La Madremonte no solo está puesta para salvar los animales de las maldades humanas sino a los humanos de las acciones violentas de su prójimo. En otras localidades, función ecológica de la Madremonte se oculta tras su fealdad puesta para amedrentar las gentes y también para atraer a los varones que hacen mal a la tierra y al prójimo, con sus encantos físicos, para luego despedazarlos.
En Colombia, la tala ilegal de bosques va en aumento pues, en 2013, hubo 120.934 hectáreas deforestadas y, en el 2014, hubo 140.356 hectáreas. Los gobiernos ordenan a los policías rasos controlar el ilícito en algunos retenes improvisados pero, aunque guarden silencio o se laven las manos, tienen legalizados los permisos de tala de selvas y exportaciones gigantescas de madera al exterior. De acuerdo a los datos anteriores, lo que se taló, en 2014, equivale a 9 veces el parque Tayrona o 52 veces la isla de San Andrés. En vez de CAR, guardianes oficiales y policías, se requerirían muchas madremontes, en la misión idealista de salvaguardar la naturaleza. No solo madremontes que eviten la tala de árboles sino la minería ilegal, los incendios forestales y la conversión afanada de los bosques en áreas agropecuarias. De no detener el ecocidio, el cambio climático nos cobrará, en forma extrarrápida, la degradación ambiental.
OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
(San José de Caldas, 1944), bachiller del Colegio Santo Tomás de Aquino de Apía (1962) y luego profesor del mismo centro educativo. Profesor de la Universidad de Cundinamarca (1974-1975). Profesor Titular y Profesor Distinguido de la Universidad de Caldas, en Manizales (1976-2001). Primer decano de la Facultad de Artes y Humanidades (1996-1999) y Vicerrector Académico (E.) de la misma Universidad (1996). Premio a la Investigación Científica, Universidad de Caldas, (1997). Primer Puesto en Investigación Universitaria, Concurso Departamento de Caldas-Instituto Caldense de Cultura (2000). Primer Puesto Categoría de Ensayo Nuevos Juegos Florales, Manizales, (1993 y 1995). Miembro Fundador de la Academia Caldense de Historia, Socio Fundador del Museo de Arte de Caldas, Miembro de la Junta Directiva de la Orquesta de Cámara de Caldas. Orden del Duende Ecológico (2008).
* OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ ha publicado las siguientes obras: Geografía dialectal (1984), Funerales de Don Quijote (1987 y 2002), Camino Real de Occidente ( (1988), La Explotación del Volcán (1991), Cartas a Celina (1995), De Supersticiones y otras yerbas (1996), El Paladar de los caldenses (2000 y 2006), Nueve Noches en un amanecer (2001), Del dicho al hecho: sobre el habla cotidiana en Caldas (2001 y 2003), El Español en la alborada del siglo XXI (2002), Los caminos de la sangre (2011), Apía, tierra de la tarde (2011). Su ensayo “El Quijote en Colombia” hace parte de la Gran Enciclopedia Cervantina, de Carlos Alvar (2006).
* “El humanista Octavio Hernández Jiménez contribuye a la afirmación de la cultura popular en Caldas. Él, con ese orgullo caldense que siempre expresa en sus escritos, se ha empeñado en divulgar el folclor regional, pensando siempre en afirmar la identidad y autenticidad de la cultura caldense en el marco y relaciones con la cultura popular colombiana. El humanista caldense tiene una fuerza cultural muy significativa en el conocimiento y cultivo del folclor y en los aspectos diversos de la cultura popular que reflejan la esencia del alma colombiana. Octavio Hernández en su obra transmite la idea de que es necesario fortalecer en los caldenses la conciencia regional y nacional como pueblo de grandes valores y atributos” (Javier Ocampo López, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Academia Colombia de Historia, en el texto “Octavio Hernández Jiménez, el humanista de la caldensidad”, 2001).
Título: Orden del Duende Ecológico.
“República de Colombia/ Alcaldía Municipal San José Caldas/ Nit. 810001998-8/ II Fiestas de Mitos y Leyendas. Resolución Nro 093-08 Octubre 09 de 2008. Por medio de la cual se otorga la Orden del Duende Ecológico. El Alcalde Municipal de San José Caldas, en ejercicio de sus facultades Constitucionales y, CONSIDERANDO: Que mediante el Acuerdo Municipal número 216 de 2008, se creó la Orden Del Duende Ecológico, máxima condecoración que el Alcalde Municipal concede a sus ciudadanos más destacados. Que es deber de esta Administración exaltar las cualidades y virtudes de una Persona Ilustre del Municipio que con su actuar ha dejado en alto el nombre del Municipio. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez es reconocido como un señor íntegro en medio de sus labores misionales, amante de la tradición y cultura propias de nuestra región, las cuales da a conocer como embajador de nuestro municipio a nivel regional y nacional. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado como un insigne señor, cívico por excelencia, colaborador incansable; se ha hecho presente en el desarrollo de importantes programas que han impulsado el progreso de nuestro Municipio, difundiendo ejemplo para presentes y futuras generaciones. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado en el estudio de la influencia de los mitos y leyendas y su divulgación dentro del Municipio de San José Caldas. Que según estudios realizados por el Doctor Octavio Hernández Jiménez, dentro de la historia del municipio se creó la figura del Duende Ecológico para preservar las aguas, nombre que hoy recibe la presente Orden. En mérito de lo expuesto, RESUELVE: Artículo Primero: Otorgar la Orden Duende Ecológico al Doctor Octavio Hernández Jiménez. Artículo Segundo: Exaltar las cualidades de tan ilustre personaje, quien con su excelente desempeño ha dejado un gran legado en el arte de escribir y en la conservación del patrimonio cultural. Artículo Tercero: Hacerle entrega de una placa al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en acto público a realizarse el día 09 de octubre de 2008. Artículo Cuarto: Copa de la presente resolución será entregada en nota de estilo al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en dicho acto. Comuníquese y cúmplase. Expedida en San José Caldas, a los nueve (09) días del mes de octubre del año dos mil ocho (2008). Daniel Ancízar Henao Castaño, Alcalde Municipal”.
octaviohernandezj@espaciosvecinos.com
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