RANKING DE MUNICIPIOS EN CALDAS

 

Octavio Hernández Jiménez

 

Los entes del Estado han ido profesionalizando la forma como los municipios deben proceder, en sus solicitudes, si pretenden alcanzar su desarrollo. Antes, partían los caciques de pueblo, en la mañana,  hacia la capital del departamento o el país, a exigir una obra, en el despacho en que se guarecía un copartidario, y regresaban triunfantes con la obra ya asignada.

 

En el reino del internet los papeleos se han multiplicado. El éxito parte, casi siempre, de cumplir con los requisitos en un concurso de trámites. Se rellenan casillas de muchas hojas impresas con  información minuciosa, aunque no faltan las preguntas ambiguas de que se pegan los calificadores para rechazar la solicitud. Con frecuencia, se pierde la oportunidad de obtener una obra por no contar con un experto en la elaboración de esa clase de documentos.

 

En el año 2012, el gobierno nacional prometió construir y asignar 100.000 viviendas gratis para personas de estratos 0 a 3, en todo el país. Las administraciones municipales ponían el lote y aceleraban la solicitud. Si no había extensos terrenos para construir cuadras o manzanas de unidades familiares,  en varios municipios, tuvieron la idea de levantar edificios, en lotes reducidos, pues sabemos que la mayoría de los cascos urbanos de Caldas fueron encaramados a orillas de caminos, por las cuchillas, colgados como nidos de gulungos. Por ejemplo: en Manizales y Aranzazu lo hicieron y, en Manzanares, la nación levantó 3 edificios de 5 pisos, cada uno con 20 apartamentos.

 

Al concluir 2014, contaban con viviendas gratis para familias desemparadas, en su mayoría, 15 municipios de Caldas: Aguadas (50 viviendas), Aranzazu (50), La Dorada (400), Manizales (1.032), Manzanares (60), Marquetalia (60), Pensilvania (100), Risaralda (85) y Viterbo (92) (La Patria, 25 de noviembre de 2014, p.7).  

 

A los 12 municipios restantes les prolongaron el plazo de gestionar la construcción de viviendas gratis hasta finales de noviembre de 2014. Entre los que no tramitaron nunca la solicitud estuvo la administración de San José de Caldas. Más que falta de civismo se catalogó como  incumplimiento del deber. Adquirir dos o tres ranchos ubicados en terreno estable y con las características establecidas hubiera solucionado el asunto.

 

Posteriormente, esa  administración condujo a San José a padecer el peor escarnio ante los otros 26 municipios del departamento y ante la opinión pública. Todo se concretó en el titular del periódico La Patria, en primera página y página once: “Caldas y Viterbo sobresalen en ejecución de regalías” (26 de febrero de 2016, p.11). Agotar recursos era un deber para la administración de 2015  que soltó el puesto, en el caso de San José, sin pena ni gloria,  el 1 de enero de 2016.

 

Para que se destacaran Caldas y Viterbo, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) tuvo en cuenta: 1- La transparencia. 2- La eficiencia. 3- La eficacia. 4- Las medidas de control. Esos indicadores se aplicaron sobre la gestión y los resultados de cada administración.

 

Caldas ocupó el tercer puesto entre 32 departamentos de Colombia después de Antioquia y Guaviare. Caldas alcanzó un 76,7 % en ejecución de regalías, en obras como la pavimentación de varias carreteras departamentales, la construcción de huellas en carreteras veredales así como la ampliación de la vía entre La Rochela y Arauca.

 

Como si fuera poco, empezando 2016, Caldas ya tiene 70 proyectos aprobados, con recursos por 194 mil 344 millones de pesos. Por una distribución equitativa, en buena parte, este departamento ocupó puesto destacado, en las grandes ligas, durante la gobernación del doctor Julián Gutiérrez Botero. Mientras tanto, en el vecino departamento del Risaralda, la mayor parte de las regalías que les enviaron las invirtieron en un zoológico que sigue inacabado y un flamante centro de convenciones; las dos obras ubicadas en la capital departamental.

 

El municipio de Viterbo ocupó el puesto más sobresaliente  del departamento de Caldas pues ejecutó el 88,1% de las regalías nacionales; una de las obras construidas con dineros de las regalías es el aula máxima del Colegio Nazario Restrepo, con un valor de un mil millones de pesos. El segundo puesto en eficiencia lo ocupó Manizales con una ejecución del 87%; Aguadas con el 86,1%  y La Merced con el 85%.

 

 En una ubicación que para Planeación Nacional fue catalogada como “media”, aparecieron los municipios de Neira, Aranzazu, Samaná, Norcasia, Victoria, La Dorada, Pácora y otros. Catalogaron como “bajos”, a Marulanda, Supía, Risaralda y Chinchiná. Y en situación “crítica”, quedaron los municipios de Riosucio (55,5% de ejecución de regalías); Palestina (55,2 %) y, en el último lugar, San José (53%).

 

Los que sentimos el pueblo, estemos allá mismo o en otra parte, nos hemos visto en la penosa necesidad de ponerle la cara a una nueva vergüenza que debería ser ajena pero que con seguridad no le importa. La administración de San José en el período 2012-2015 fue insensible, arrogante, aislada y, a pesar de tantas oportunidades fallidas, parece que nunca hubiese ejercido la autocriticó.

 

Sobre este percance, los periodistas interrogaron al nuevo alcalde de San José, señor Norbey Ospina, y él respondió: “La tarea está en levantar la suspensión de giros de regalías que tiene el DNP contra el municipio. Recibimos el municipio en esa penosa ubicación de último y desde que nos posesionamos estamos trabajando en mejorar los indicadores” (Ibid.).

 

Cuando los demás mandatarios municipales corrían con papeleos a la gobernación luchando por adquirir un buen número de casas gratis para sus municipios, el alcalde de San José llegaba de un viaje a China que duró un delicioso mes. Agobiado por el cansancio de ese tour, no tramitó los documentos para las viviendas de algunos que le ayudaron a subir a tan anhelado puesto. Claro que pudo haber otro motivo: el Contralor del departamento anunció en un reportaje matutino, en Caracol que, en los finales días de octubre de 2014, había abierto investigación por 3 delicadas situaciones administrativas que se podían convertir en penales, entre las que estaba el caso del nuevo cuartel de Policía, en San José de Caldas, al que se le asignaron 300 millones de pesos para su construcción (un dólar costaba 2.000 pesos) y salió costando, al inaugurarlo en 2013, la bobadita de un mil millones de pesos (1.000.000.000-).

 

¡Cuándo se observarán, en esa atalaya del paisaje, luces esperanzadoras de una nueva posición ante la vida, la comunidad y la historia basada en el querer hacer y poder servir, en la intercomunicación y la solidaridad, la superación, el orgullo y la memoria colectiva como base de un futuro promisorio! Urge que la  identidad y ese afán impostergable de pelechar que ha estado latente resurja despertando en muchos la vitalidad de otros tiempos.  

 

No son pocos los municipios colombianos que experimentan bloqueos por parte de las autoridades con relación a proyectos que brotan de la ciudadanía. Hay autoridades elegidas por votación popular con deficientes realizaciones de beneficio comunitario; no aprovechan las oportunidades, desatienden los clamores de sus electores y, con mayores motivos, los de sus críticos; no se dejan ver de sus paisanos; pasan en camionetas de vidrios polarizados. Asuntos adormecidos que despiertan, a ratos, con inusitada virulencia, no permiten que se entone el himno de la alegría.

 

Menos mal que, al final de ese período, con presupuesto del Paisaje Cultural Cafetero, un buen número de propietarios pudieron pintar las fachadas de sus viviendas, en los municipios que integran el Bajo Occidente de Caldas: Anserma, Belalcázar, Risaralda, San José y Viterbo.

 

 

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