TOPONIMIA INDÍGENA EN CALDAS (I)
Octavio Hernández Jiménez
Es difícil definir de una vez por todas las lenguas que hablaban los indígenas que habitaron las tierras del actual Departamento de Caldas. El estudioso ecuatoriano J. Jijón y Caamaño, el profesor Paul Rivet, Carlos Cuervo Márquez, Ernesto Restrepo Tirado, Luis Arango, Luis Duque Gómez y otros investigadores han aportado teorías, basándose en el análisis de los términos dejados por cronistas españoles, posteriores estudios y datos recopilados en épocas recientes. Son muchas las hipótesis, sucesivas y más de las veces, contradictorias.
Para Paul Rivet, los indios caramantas, cartamas y ansermas hablaban lenguas de filiación chibcha. Los pozos y los armas, en el norte de Caldas, según el sabio francés, también tendrían origen cuna o chocó, variante de los chibchas que penetraron Atrato arriba, Cauca y Magdalena pero, luego, padecieron la avalancha de los caribes que dominaron a los chibchas e impusieron nuevas formas de vida y, por tanto, nuevas formas lingüísticas.
A tal deducción se ha llegado, sobre todo, por el rastreo a humildes sufijos, como es “ume” que significa mujer, utilizado con frecuencia por los ansermas y que tiene origen en el dialecto chibcha. De igual forma, la abundancia de topónimos terminados en “ima”, “paes”, “país”, “pies”, en la cuenca del Magdalena Medio, sería argumento para afiliar las comunidades indígenas del oriente caldense y regiones del actual Tolima, a la belicosa tribu Caribe.
No se olvide que, para Luis Arango, los pijáos, de origen Caribe, tuvieron su asentamiento por las laderas de la cordillera central, en territorio perteneciente a los departamentos de Risaralda y Quindío, combatiendo ferozmente a quimbayas y españoles. Ellos serían los que hicieron trastear la Vieja Cartago, de donde está Pereira a su sitio actual.
De acuerdo con los estudiosos del pasado, en tiempos de la conquista española, en el territorio que conforma el Departamento de Caldas, habitaban los siguientes conglomerados indígenas:
En la actualidad, ese territorio está dividido en siete modernas tribus, si así pudiéramos llamar a los municipios, denominados bajo los nombres de Alto Occidente (Marmato, Supía y Riosucio) y Bajo Occidente (Anserma, Risaralda, San José, Belalcázar y Viterbo).
De esos municipios, tres ostentan aún nombres indígenas: Marmato, Supía y Anserma.
Sin embargo, es conveniente anotar que fuera de una cosmovisión diferente a la nuestra, la concepción política era distinta y por tanto la administración funcionaba con otros parámetros. No existían los mismos municipios, la célula de las veredas, ni siquiera el centro de cada comunidad estaba situado donde quedan ubicadas hoy las cabeceras municipales.
El dominio de una tribu podía exceder los límites de los actuales municipios y aun rebasar los límites de los modernos departamentos. Así, de Riosucio hacia el occidente se extendían los dominios ignorados por nosotros de pueblos vigorosos, sin que sea adecuado cercenar su presencia por el simple motivo de pertenecer a la vigente nomenclatura chocoana o risaraldense.
Circunscribiéndonos a los límites arbitrarios de los actuales municipios del Occidente de Caldas, tenemos que, en todos, se encuentran vestigios de prosapia indígena:
1.1. MARMATO:
Su nombre deriva de marmaja, minas explotadas desde épocas precolombinas por los indios cartamas, descendientes de los quimbayas que se establecieron en el paraje Muraga, a orillas del río Cauca. En la región marmateña se encuentran los siguientes ríos y quebradas de raigambre indígena: Arquía, Arma y Chaburquía. El Cerro Taizá. Los parajes: Carmaná, Ubarbá, Muchilón y Curuzape. En Curuzape vivían los indios carazapes pero, en una epidemia de viruela, desaparecieron, no solo por la peste sino porque los indios sobrevivientes abandonaban siempre el sitio de la desgracia, de acuerdo con los informes de don Miguel Giraldo Rodas. Hay un sitio con nombre de fonética africana: Cumba, que es un sector del área semiurbana y allí los habitantes tienen sus canciones que tocan con tambor: Cumba-cumba-cumba.
1.2. SUPÍA:
Fundada por los españoles en 1540, en territorio de los indios zopías. En cuanto a toponimia indígena parecería que, con un pasado riquísimo, solo existen actualmente los siguientes nombres de lugares: Río Supía. Quebrada y región de Arquía. Monte Taizá. Cerro Tacón. Sin embargo, don Conrado Cataño cuenta que, hasta la década de 1940 hubo indios cértigas, descendientes de los chirimías pero que fueron exterminados por antecesores de los actuales terratenientes recurriendo al engaño de una suculenta comida.
En Supía existe un Barrio Congo cuyo nombre, como se puede deducir, no es de origen indígena sino africano. Está integrado por negros que se desplazaron de la vereda Guamal.
1.3. RIOSUCIO:
En este municipio abundan los topónimos indígenas, lo que explica, en gran parte, la polarización de fuerzas y su idiosincrasia inconfundible con el resto de conglomerados del Departamento de Caldas. Veredas de nombre indígena: Sipirra, Tunzará, Pasmí, Pirsa (Pirca), Cañamomo, Cábargas, Chancos, Ubarbá, Tabuyo, Imurrá, Sisirrá. Quebradas: Quingos (que parece significar tortuoso), Pasmí, Turzaga, Imurrá y Congo que, posiblemente, no sea topónimo de origen africano sino indígena en cuanto es común la mata de congo, de hojas anchas, muy utilizada en Caldas para envolver ciertos alimentos.
El Cerro del Ingrumá es la montaña tutelar de Riosucio pero, curiosamente, no es cerro sino un contrafuerte de la cordillera occidental. La admiración de todos ha hecho de esta cima una montaña totémica pues no cabe en la mente de ningún riosuceño que se trate de un simple apéndice de una cordillera sino un pétreo torreón que se yergue en el firmamento riosuceño.
El Cerro de Batero, en municipio de Quinchía Rda., se llamaba Carambá, en lengua indígena. Otros promontorios de la occidental son: Paguinza, Alto de Turzaga, Cerros de Ibá, Sinifoná y Carbunco. A la Explanada de Sipirra también la conocen con el nombre genérico de Región de las Mesetas. Mápura es región y apellido. En la Piedra Herrada se observan aún petrogrifos indígenas en forma de herradura. El la Piedra del Diablo hay petrogrifos pirsas.
En el Municipio de Riosucio existen tres resguardos indígenas: Cañamomo, San Lorenzo y La Montaña, cada uno con su correspondiente gobernador y autoridades indígenas. (Continuará).
OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
(San José de Caldas, 1944), bachiller del Colegio Santo Tomás de Aquino de Apía (1962) y luego profesor del mismo centro educativo. Profesor de la Universidad de Cundinamarca (1974-1975). Profesor Titular y Profesor Distinguido de la Universidad de Caldas, en Manizales (1976-2001). Primer decano de la Facultad de Artes y Humanidades (1996-1999) y Vicerrector Académico (E.) de la misma Universidad (1996). Premio a la Investigación Científica, Universidad de Caldas, (1997). Primer Puesto en Investigación Universitaria, Concurso Departamento de Caldas-Instituto Caldense de Cultura (2000). Primer Puesto Categoría de Ensayo Nuevos Juegos Florales, Manizales, (1993 y 1995). Miembro Fundador de la Academia Caldense de Historia, Socio Fundador del Museo de Arte de Caldas, Miembro de la Junta Directiva de la Orquesta de Cámara de Caldas. Orden del Duende Ecológico (2008).
* OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ ha publicado las siguientes obras: Geografía dialectal (1984), Funerales de Don Quijote (1987 y 2002), Camino Real de Occidente ( (1988), La Explotación del Volcán (1991), Cartas a Celina (1995), De Supersticiones y otras yerbas (1996), El Paladar de los caldenses (2000 y 2006), Nueve Noches en un amanecer (2001), Del dicho al hecho: sobre el habla cotidiana en Caldas (2001 y 2003), El Español en la alborada del siglo XXI (2002), Los caminos de la sangre (2011), Apía, tierra de la tarde (2011). Su ensayo “El Quijote en Colombia” hace parte de la Gran Enciclopedia Cervantina, de Carlos Alvar (2006).
* “El humanista Octavio Hernández Jiménez contribuye a la afirmación de la cultura popular en Caldas. Él, con ese orgullo caldense que siempre expresa en sus escritos, se ha empeñado en divulgar el folclor regional, pensando siempre en afirmar la identidad y autenticidad de la cultura caldense en el marco y relaciones con la cultura popular colombiana. El humanista caldense tiene una fuerza cultural muy significativa en el conocimiento y cultivo del folclor y en los aspectos diversos de la cultura popular que reflejan la esencia del alma colombiana. Octavio Hernández en su obra transmite la idea de que es necesario fortalecer en los caldenses la conciencia regional y nacional como pueblo de grandes valores y atributos” (Javier Ocampo López, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Academia Colombia de Historia, en el texto “Octavio Hernández Jiménez, el humanista de la caldensidad”, 2001).
Título: Orden del Duende Ecológico.
“República de Colombia/ Alcaldía Municipal San José Caldas/ Nit. 810001998-8/ II Fiestas de Mitos y Leyendas. Resolución Nro 093-08 Octubre 09 de 2008. Por medio de la cual se otorga la Orden del Duende Ecológico. El Alcalde Municipal de San José Caldas, en ejercicio de sus facultades Constitucionales y, CONSIDERANDO: Que mediante el Acuerdo Municipal número 216 de 2008, se creó la Orden Del Duende Ecológico, máxima condecoración que el Alcalde Municipal concede a sus ciudadanos más destacados. Que es deber de esta Administración exaltar las cualidades y virtudes de una Persona Ilustre del Municipio que con su actuar ha dejado en alto el nombre del Municipio. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez es reconocido como un señor íntegro en medio de sus labores misionales, amante de la tradición y cultura propias de nuestra región, las cuales da a conocer como embajador de nuestro municipio a nivel regional y nacional. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado como un insigne señor, cívico por excelencia, colaborador incansable; se ha hecho presente en el desarrollo de importantes programas que han impulsado el progreso de nuestro Municipio, difundiendo ejemplo para presentes y futuras generaciones. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado en el estudio de la influencia de los mitos y leyendas y su divulgación dentro del Municipio de San José Caldas. Que según estudios realizados por el Doctor Octavio Hernández Jiménez, dentro de la historia del municipio se creó la figura del Duende Ecológico para preservar las aguas, nombre que hoy recibe la presente Orden. En mérito de lo expuesto, RESUELVE: Artículo Primero: Otorgar la Orden Duende Ecológico al Doctor Octavio Hernández Jiménez. Artículo Segundo: Exaltar las cualidades de tan ilustre personaje, quien con su excelente desempeño ha dejado un gran legado en el arte de escribir y en la conservación del patrimonio cultural. Artículo Tercero: Hacerle entrega de una placa al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en acto público a realizarse el día 09 de octubre de 2008. Artículo Cuarto: Copa de la presente resolución será entregada en nota de estilo al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en dicho acto. Comuníquese y cúmplase. Expedida en San José Caldas, a los nueve (09) días del mes de octubre del año dos mil ocho (2008). Daniel Ancízar Henao Castaño, Alcalde Municipal”.
octaviohernandezj@espaciosvecinos.com
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